Mira que es difícil que se celebren dos torneos de los dos circuitos más importantes del mundo, el Tour Europeo y el PGA Tour, y que en ninguno de los dos haya un español que consiga una buena actuación.
Nos hemos acostumbrado mal en los últimos años y ni parpadeamos cuando los nuestros ganan campeonatos importantes, es más, ha habido ocasiones en que en el mismo domingo han ganado en varios circuitos a la vez y no nos ha extrañado lo más mínimo. Por eso resulta raro lo de este fin de semana pasado. En Europa se jugaba el Open de Francia, donde los españoles han ganado nueve veces, cuatro Ballesteros y una Pepín Rivero, José María Olazábal, Pablo Larrazábal y Miguel Ángel Jiménez.
Bien, pues en esta ocasión sólo dos jugadores pasaron el corte, Alejandro Cañizares, puesto cuadragésimo, y Gonzalo Fernández-Castaño, sexagésimo primero. Como para no hablar mucho más del tema. Si acaso comentar que los tres jugadores que se pelearon por la victoria final, Colsaerts, Hansen y Coetzee puede que sean de los que más han fallado en los últimos hoyos de una cuarta ronda con sabor a victoria.
Es verdad que el campo estaba difícil, nadie lo duda, como tampoco duda nadie que los nervios les pudieron a los tres, que en algún momento estuvieron en primera posición y que alternaron golpes simplemente magníficos con pedradas dignas de un hándicap alto.
Mientras esto sucedía, en el PGA Tour estaba en juego The CJ Cup en Korea, y sólo dos de los nuestros estaban allí. Rafa Cabrera Bello consiguió un puesto vigésimo sexto empatado, mientras que Sergio García bajaba al puesto sexagésimo también empatado, lo que no nos hace marcar este fin de semana en nuestra agenda como uno de los más destacados. En fin, no puede jugarse bien siempre, y el mejor consuelo es saber que no tardarán en darnos muchas alegrías como acostumbran.
Mientras llegan las victorias, en España nos acercamos a esa parte triste del año en que jugar es difícil. Como ocurre con las victorias de los españoles, jugar con sol, buena temperatura y sin que caigan chuzos de punta no puede ocurrir durante todo el año. Hace falta que llueva aunque sólo sea para que la hierba siga viva, así que paciencia, traje de aguas y al menos podremos echarle la culpa de nuestros malos golpes al clima y a las capas de ropa.