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Escuela Nacional Blume León

Los 'leones' de la Blume

Los "leones" de la Blume

Por Josega Fernández
domingo 26 de febrero de 2017, 18:27h

La Escuela Nacional Blume comienza el curso
Alberto Dïaz: "La Escuela Nacional Blume León es muy familiar"

Cuando Jon Rahm consiguió el eagle en el 18 de Torrey Pines para sellar su primera victoria en la PGA, al otro lado del mundo, en León, la promoción de jóvenes golfistas que aspiran a ser como Jon Rahm en la otra sede de la Escuela Nacional Blume veía que su sueño es posible.

Un rugido silencioso se deja oír por las instalaciones de la Escuela Nacional Blume de León. “Quiero ser como Rahm” es una consigna que no se ve pero que se intuye en cada rincón. Desde hace tres años, la Escuela Nacional de Golf tiene una segunda sede en León, que amplía los esfuerzos que la Real Federación Española de Golf hace desde 1989, cuando comenzó el proyecto en El Escorial.

Alberto Díaz es el coordinador de esta Escuela de futuras estrellas que se miran en Jon Rahm o Azahara Muñoz, dos de los nombres de la Blume que han tenido más proyección en el mundo profesional. Jon Rahm, alumno de 2010 a 2012, y Azahara Muñoz, de 2003 a 2005, son claros ejemplos del buen hacer de este proyecto con sus victorias por todo el mundo. En todo caso Alberto Díaz asegura que “se pueden sentir reflejados pero el golf no garantza el éxito . El esfuerzo, el trabajo y el sufrimiento es constante y son cautos, aunque están para eso, para cumplir su sueño”.

En León se sigue exactamente el mismo programa que la Escuela Blume de Madrid. Los seleccionados estudian en el Colegio Leonés, un centro con 100 años de historia, y cuentan con el Centro de Alto Rendimiento de León y el Club de Golf de León para continuar con su progresión deportiva. Allí, Alberto Díaz coordina un equipo con las ideas claras. Jorge García es el responsable técnico y Juan Carlos Redondo se ocupa de la preparación física. No falta tampoco el entrenamiento psicológico, a cargo de Oscar del Río, y todo ello bajo las órdenes del director deportivo de la RFEG, Ignacio Gervás

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La tercera promoción de “leones” se compone de seis chicos y dos chicas dispuestos a trabajar seriamente para conseguir ese éxito en el golf profesional. El golf se incluye en el programa del Consejo Superior de Deportes para otros deportes, y los jóvenes golfistas seleccionados pueden compaginar sus estudios con la preparación física y técnica en un ambiente muy positivo porque se convive con otros 250 deportistas de otras disciplinas como el atletismo, la gimnasia o el piragüismo.

Por la mañana acuden de 9,00 a 14,00 horas al Colegio Leonés donde asisten a las clases como cualquier otro alumno. Después de comer en la Residencia se desplazan al Club de Golf de León donde están dos horas practicando la técnica: juego corto, largo, el putt, efectos, e incluso pueden jugar 9 hoyos. Después acuden al Centro de Alto Rendimiento para trabajar el físico otras dos horas. A las 20,00 regresan a la Residencia donde tienen una hora para estudiar antes de la cena.

Los fines de semana son más relajados aunque normalmente se dedican a las competiciones. Eso sí, “el domingo el descanso no es negociable”, dice Alberto Díaz, que insisten que “el descanso es parte del programa”, y también recuerda que “no hay mucho margen para irse a casa y para eso se aprovechan los puentes o las vacaciones”.

Beatriz Mosquera (RCG La Coruña) y Teresa Díez (La Galera) están especialmente contentas. Acaban de ganar el clásico Match España Suecia rompiendo una racha de dos años consecutivos perdiendo. La gallega y la vallisoletana tienen en Azahara Muñoz su modelo y esperan poder estudiar en Estados Unidos y seguir mejorando su golf.

También tienen ganas de pelea en la competición Jon López Lanchares (RCG San Sebastián), Alejandro Nimo (Golf Ría de Vigo) y Pablo Hualde (Castillo de Gorraiz), en su primer año, y Jesús Ouro (Club de Golf de Lugo), David Pinza (Las Pianillas), y Francisco Crego (León Club de Golf) en su segundo curso.

Todos saben que están viviendo una oportunidad única y tienen la ilusión de dedicarse al golf profesional y compaginar ahora las competiciones con sus estudios, para alcanzar la Universidad y dedicarse también a la medicina, la odontología, la ingeniería o la economía.

El coordinador de la Escuela no es de los que meta presión. “No valoramos los resultados sino que puedan mejorar su golf y lo puedan compaginar con sus estudios”. En todo caso también destaca que debe existir una disciplina. “No dejan de ser adolescentes, pero son chicos responsables y además vivimos un ambiente muy familiar que hace que la disciplina sea algo natural. Si se quieren dedicar al golf deben saber que la disciplina y el éxito van de la mano”, asegura.

En el Club de Golf de León, los alumnos de la Escuela se preparan para la siguiente cita. “Hoy toca entrenar el juego corto”, dicen, y por turnos practican los golpes de aproach, chip y putt siguiendo la rutina aprendida. Un trabajo repetitivo y constante, zarpazos de ilusión que bajo la atenta mirada de los coordinadores conduce a un futuro de éxito.

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