Cuando conocimos que el golf sería una de las disciplinas de los JJOO de Rio de Janeiro, fue una gran alegría para todos los que practicamos este deporte sea en el estamento que sea, bien amateur o profesional.
Los grandes iconos del golf en el mundo hicieron declaraciones muy a favor de estar en Brasil este año de 2016. Ya era hora, por fin se ha hecho justicia, se acabó la discriminación, etc. fueron frases que se dijeron a todos los niveles y en todos los tonos. Por fin se había acabado la injusticia.
Pero lo que son las cosas, a medida que se fue acercando la fecha fue bajando el tono grandilocuente de la reivindicación y comenzaron las deserciones. ¿Qué había cambiado? Nada, todo seguía igual. Comenzaron a saberse quienes serían los afortunados jugadores que iban a representar a sus respectivos países, a la vez que salían a la luz noticias un tanto contradictorias sobre la intención de algunos jugadores de no participar en los Juegos.
Pero bueno, ¿qué había cambiado? Pues nada, que si el calendario, que si la Ryder Cup, que si los grandes, que si pitos que si flautas. Lo cierto que los mejor situados en el ranking mundial, comenzaron a echarse atrás. Scott, Day, Johnson, McIlroy, Oosthuizen, Schwartzel, McDowell, y un largo etcétera son los que no verán la Barra de Tiyuca, que será el lugar donde estarán gran parte de las instalaciones olímpicas. Casi todos han alegado el miedo al mosquito Zica. El único que ha dicho la verdad ha sido el norirlandes McIlroy. Rory ha declarado que él no está para promocionar el golf, él está en esto para ganar torneos. Curiosamente fue uno de los que lanzaron a los cuatro vientos la fabulosa noticia de que el golf volvía a los JJOO. Lo que son las cosas.
Según mi criterio la "pasta gansa" ha jugado un papel importantísimo al margen de que no tendrían ingresos por publicidad. Ni por lo más remoto vivirían en la Villa Olímpica con el resto de atletas, cuyos ingresos, en muchos de los casos se limitan a una beca de mera supervivencia. Claro qué si no quisieran vivir en el mismo recinto que la mayoría, siempre tendrían la posibilidad de estar en un gran hotel de todas las estrellas, como hará Novak Djokovic, número uno del tenis mundial.
Otro de los motivos, creo yo, es que a los jugadores de golf eso del espíritu olímpico les suena un poco a chino. Para ellos ganar un grande es más importante que una medalla olímpica. Craso error. Para los demás deportistas un oro es lo más importante que le puede pasar a un atleta.
Es evidente que la actitud de los que se ausentaran le va a hacer un flaco favor a nuestro deporte. Todos los esfuerzos que están haciendo las respectivas federaciones por promocionar el golf, está claro que van a sufrir un tremendo revés. Los más jóvenes que están pensando iniciarse, seguro que esta noticia no les va a animar a practicar lo del palito y la bola. Y por si fuera poco, los medios informativos generalistas y los deportivos, les ha faltado tiempo para lanzar a los cuatro vientos la genial decisión de los máximos representantes del golf mundial, con un tono y una rotundidad poco habitual. Y además con toda la razón.
Pero la buena noticia de esta historia es que los dos representantes españoles, Sergio García y Rafa Cabrera-Bello, no sólo han aceptado representar a España, sino que están entusiasmados con mezclarse con el resto de los atletas en lo que será una experiencia extraordinaria para ellos. ¡Sí señor! Ojalá se traigan el oro. Luego no valdrá aquello de que faltaban los mejores. De eso nada. Serán campeones con todas las de la ley. Para ellos la excusa del mosquito no existe. Solo quieren representar a su país y jugar lo mejor posible para traerse las medallas colgadas del cuello. ¡Bien por ellos!