Una de las historias más interesantes de la temporada en el mundo del golf es la de Johnny Keefer. Este estadounidense, originario de Baltimore y con solo 24 años, ha logrado posicionarse en el top 50 del ranking mundial. Su mejor resultado en el PGA Tour se dio el pasado domingo, cuando alcanzó un séptimo puesto compartido en el RSM Classic de Sea Island. Resulta sorprendente para un jugador que apenas había disputado su sexto torneo en el circuito y que solo había superado tres cortes. Actualmente ocupa el puesto 47º y, si logra mantenerse entre los cincuenta mejores al finalizar el año, tendrá garantizado su debut en el Masters de Augusta programado para abril de 2026.
El ascenso de Keefer se basa en dos triunfos en el Korn Ferry Tour, el circuito de desarrollo de golf en Estados Unidos, donde logró el NV5 Invitational en julio y el Vertex Bank Championship en abril. En los últimos dos años, ha acumulado 25 resultados entre los 25 primeros al combinar su participación en el KFT con el más modesto PGA Americas Tour. Su experiencia en torneos importantes ha sido limitada: no logró superar el corte en el US PGA Championship y finalizó en la posición 61 del US Open. A pesar de esto, su clasificación mundial genera interrogantes sobre los algoritmos del Official World Golf Ranking (OWGR), que parecen favorecer excesivamente la participación en torneos estadounidenses.
La polémica se intensifica al comparar a los jugadores. Harry Hall, un inglés reconocido como uno de los mejores pateadores del mundo, ocupa el puesto 57º a pesar de haber llegado al Tour Championship y de no haber fallado un corte desde marzo en el PGA Tour. De acuerdo con la estadística independiente de Data Golf, Hall debería estar clasificado en el puesto 19º, mientras que Keefer apenas lograría el 91º. Esta disparidad pone de manifiesto cómo el golf estadounidense prevalece en el OWGR, dejando en desventaja a aquellos que compiten principalmente en Europa.
Destacan entre las excepciones Marco Penge, quien ha alcanzado el puesto 30º gracias a tres triunfos en el DP World Tour, y Tyrrell Hatton, que ha logrado buenos resultados en Europa y en los grandes mientras combina su calendario con la LIV Golf. A pesar de esto, es evidente la tendencia: cada temporada, los diez mejores del DP World Tour se trasladan al PGA Tour, aunque no todos consiguen establecerse allí. De los graduados del año anterior, solo Rasmus Hojgaard (84) y Thorbjorn Olesen (96) mantuvieron plenos privilegios, mientras que figuras como Matteo Manassero, Paul Waring y Antoine Rozner han vuelto a Europa.
La dureza del sistema se pone de manifiesto en el caso de Matt Wallace. A pesar de haber logrado dos top tres y un top 20 en el US PGA, el inglés se encuentra fuera del top 100 por solo tres posiciones, lo que restringe sus posibilidades de calendario. Sin embargo, jugará con regularidad en Estados Unidos, donde Keefer ha evidenciado que las oportunidades para ascender en el ranking son considerablemente más rápidas.