Que el golf profesional depende, cada vez más, de los pequeños detalles es algo que está año tras año muy claro, y más si hablamos de un torneo como el US Open, en el que la cabeza y la paciencia juegan un papel mucho más clave que en cualquier otro torneo.
De eso puedo escribir un libro hoy Rory McIlroy, que a punto ha estado de despedirse por completo de sus opciones de triunfo en el US Open 2022, y sin embargo ha terminado en segunda posición y como claro favorito a volver a saborear lo que es ganar un ‘major’, algo que no hace desde hace ocho años.
Apenas estaba empezando su segunda vuelta en el The Country Club de Brookline, cuando en el tercer hoyo, un par 4 de casi 500 yardas, su mal segundo golpe iba a parar a las hierbas altas cerca de green. El norirlandés pegó dos golpes para apenas mover la bola unos centímetros, y como a la tercera va la vencida, con su quinto golpe del hoyo la logró llevar a green, a unos ocho metros del hoyo.
Y ahí fue cuando lo que parecía ser la tumba de Rory en el torneo, se convirtió en un espaldarazo para relanzarle embocando un increíble putt para “salvar” el doble bogey.
Salía vivo de una situación más que peligrosa, y desde ahí pudo aprovechar el momento para jugar en -3 lo que le restaba de vuelta, completando un recorrido de 69 golpes y afrontar el fin de semana a un golpe del liderato.
Pese a un par de bogeys más en los hoyos 6 y 10, logró cinco birdies y embocó varios buenos putts de par que siguen demostrando el buen momento de forma en el que está, tras conquistar hace unos días el RBC Canadian.