Tiger Woods sabe que jugar el Open Championship es un provolegio y quiere aprovecharlo al máximo. En 2015 jugó su último Open y no pasó el corte, y realmente no sabía cuándo iba a volver o si podría hacerlo. Ahora, en su regreso tiene intención de disfrutar porque le encanta la capacidad creativa de los links.
El ganador de tres Open está también muy emocionado de poder jugar en Carnoustie. Fue su estreno en el tercer Major de la temporada con 19 años y aunque acabó en el puesto 48 estuvo rozando el top ten. Después en 1999 pudo acabar séptimo y en 2007 también le fue bien con un duodécimo puesto. "No hay nada mejor que Carnoustie y St. Andrews", dice, y considera que "me encanta jugar aquí porque es un desafío, los golpes no son perfectos y hay que ser más creativo".
En el año de su vuelta, con tres top ten y un segundo puesto, no ha podido pelear en los dos Grandes anteriores. En Augusta acabó trigésimo segundo y en el Us Open no pudo pasar el corte, pero llega a Carnoustie con muchísimas ganas. El cuarto puesto hace 15 días en el Quicken Loans National le da alas y sueña con hacerlo muy bien si puede disfrutar. Sus ejemplos, Tom Watson, que casi gana en 2009 con 59 años, o Greg Norman, que en 54 hoyos pudo pelear también con 54 años.
Un momento para disfrutar que Tiger no duda en vivir con total intensidad.