Lo mismo que muchos deportistas de élite que, formados en España con dinero y apoyo de todos, en el momento en el que sus cuentas empiezan a acumular euros por millones entienden que el vínculo con la patria y la afición solo es cosa de ceros. Así lo hicieron antes Jorge Lorenzo, Pedrosa, Fernando Alonso (ya de vuelta a asa como el hijo prodigo), Carlos Moya o Sainz, entre otros, que repentinamente se enamoraron de Andorra o de cualquier otro rincón de la Confederación Suiza.
La estrella y ejemplo de patriotismo fue la grandísima Arantxa Sánchez Vicario, que reconoció en sede judicial no saber donde vivía y resulta que también era andorrana. No fue a la cárcel a pesar de la cuantía defraudada, le pusieron una multilla y para compensar le dieron el premio Príncipe de Asturias. Mon Dieu... exclamo en francés porque no sé andorrano.
Se me acaba de caer otro ídolo, con lo que admiramos todos a este veinteañero que ha sido capaz de mejorar a una de las mejores generaciones de MotoGP que se recuerdan, y cambiará la historia por su espectacular e inimitable forma de pilotar. Pero crece el ídolo por antonomasia, el Becerro de Oro cada vez es más grande de manera que si yo fuera Marc Márquez posiblemente, y utilizando un argumento sólido y no la tontuna de "acoso mediático" que alegan para el cambio de residencia, pensaría que... para que se lo lleven los de UGT, los de Podemos, Bárcenas, Eres, Gurtel, los Pujol, Fabra, o el Urdanga...para eso me lo llevo YO que me juego la vida para ganarlo.