Toni Bullón | Jueves 14 de noviembre de 2013
Uno de los motivos por los que me apasiona el golf es porque es
totalmente diferente a la mayoría de los demás deportes, y en especial
sus reglas.
La pasada semana el comité de competición de la BMW Masters de China sancionó con la descalificación al jugador Simon Dyson. El motivo está muy claro, infracción de la regla 16-1 (no se puede tocar la línea de putt), penalización de dos golpes, porque la tarjeta ya estaba firmada.
Hasta aquí todo muy correcto, pero se ha abierto la veda a la caza y captura de un jugador, si solamente averiguar si fue un acto reflejo o una acción premeditada, ya de por sí es bastante complicado, ya solo falta que le hagan un interrogatorio con el detector de mentiras.
El pobre Dyson tendrá que demostrar que no fue un acto consciente o de lo contrario la inquisición lo quemará en la hoguera.
Esa maldita brizna de hierba se cruzó en su camino y le puede costar algo más de dos golpes.
Yo no creo que ningún profesional conscientemente infrinja una regla de golf, la infracción de dos golpes es suficientemente severa para sancionar la infracción, todo lo demás es parte de un espectáculo mediático del cual hasta ahora el golf era bastante ajeno.
No viene al caso, o si, mencionar infracciones cometidas por jugadores mas mediáticos y que no tuvieron el mismo trato que el dado a Dyson.
Si se aplicara esta filosofía a otros deportes, el linchamiento virtual afectaría a nombres muy famosos, golf es golf , las reglas son las reglas, pero pasar la frontera del pensamiento de un jugador puede ser muy arriesgado y acentuar aún más las diferencias.
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