Edoardo Molinari, uno de los vicecapitanes del equipo europeo de la Ryder Cup, ha pasado por los micrófonos del podcast PlayGolf esta semana en una entrevista exclusiva a solo 14 días del comienzo de la Ryder Cup en Bethpage Black, Nueva York.
El golfista italiano, que se está recuperando de una operación de la mano, es uno de los grandes conocedores de la estadística. "Empecé porque estudié ingeniería en Italia y cuando empecé a competir en el golf empecé a prestarle mucha atención a los números de mi juego. Me di cuenta de que solo me podían ayudar. Justo antes de la llegada del Covid llegaron unos cuantos jugadores pidiendo ayuda, yo ya estaba en el segundo tramo de mi carrera, algunos jugadores con los que empecé a trabajar comenzaron a jugar bien y hablar bien de mí y ahora podríamos decir que es mi ocupación principal".
Su labor principal en el equipo de Luke Donald es dar reporte al capitán del juego de los europeos utilizando toda la información estadística que maneja el pequeño de los hermanos Molinari. "Tenemos muchos números. Nuestra labor es informar a Luke cómo están jugando los jugadores, qué parejas podrían funcionar y cuáles no…" afirma para continuar: "Trabajamos mucho con la estadística, quién juega mejor un tipo de campo como Bethpage. Los números te dan una base para tomar decisiones".
Ahora mismo, Edoardo trabaja con cuarenta jugadores y tiene un equipo de cuatro empleados a tiempo completo a uno y otro lado del Atlántico. "Desde que empecé hace cinco años hay muchas más para incorporar: datos en vivo, cómo juega el turno de tarde con respecto al de la mañana, qué hoyos son más fáciles, más difíciles. Si es mejor jugar un hoyo al lay up o ser agresivo y jugar el driver…"
Una vez que los jugadores que el equipo ya están completos, Molinari tiene claro qué fórmula es la mejor a la hora de emparejarlos: "Normalmente es mejor que sean complementarios, un jugador que pega fuerte desde el tee y otro que pega bien los hierros suele funcionar. Además, hay que tener en cuenta el tipo de bola que juegan, sus preferencias personales; hacer el equipo es como cocinar una buena paella", bromeó Edoardo con nuestros compañeros Juan Morenilla, especialista de golf de El País, y Hugo Costa, su homólogo en El Mundo y redactor jefe de El Periodigolf.
Una de las preguntas que le formularon es cómo creen que se va a presentar el campo de Bethpage Black. "Estuvimos un par de veces a mirar qué estaba pasando, a veces hemos ido de incógnito, tenemos gente que nos manda informes… será un campo más accesible de lo que se juega cuando toca la Ryder en Europa, muy largo, pero más accesible, menos rough y greens rápidos. No va a ser el Bethpage que la gente pueda recordar en el U.S. Open… va a ser un poco más accesible".
Profundizando un poco más en el equipo, al preguntarle por Jon Rahm y la supervisión que ha hecho de su juego durante todo el año, Molinari no tiene ninguna duda. "Jon es uno de los dos o tres mejores jugadores que tenemos en las últimas Ryder. Este año empezó a pegar muy bien el driver tras un principio de año difícil, ahora le está pegando impresionante y está pateando bien; son las dos partes del juego de Jon que destacaría y que son muy importantes para el match play".
Y qué ocurre con sus posibles emparejamientos, Molinari en esta ocasión no quiere mojarse demasiado: "La pareja Tyrrell Hatton es muy buena…, hay opciones, pero no te voy a decir nada. Tenemos también otras opciones muy buenas para Jon, tendremos que hablar con él".
Molinari y su equipo no solo controlan estadísticamente a su equipo, sino también al contrario. "Tenemos todas las estadísticas, las nuestras y las de ellos, las de todos. Así controlas cuáles son los puntos fuertes y débiles también de ellos. Es lo que hicimos en Roma y funcionó".
Dentro del mundo de la estadística hay un antes y un después desde la llegada de la estadística de golpes ganados. "Mide cuánto mejor y peor eres con respecto a la media del torneo en cada parte del juego", aclara el italiano en perfecto castellano. "Te da una idea de cada parte de tu juego con respecto a la media de los jugadores del torneo".
Molinari nos aclara que la estadística empezó a utilizarse en 2011, en los greens, y luego se extendió al resto de las facetas del juego. "Hay un antes y un después, casi todo se mide de esa forma, es mucho más fácil de entender; es una foto muy precisa de cómo está jugando el jugador".
Sin embargo, la estadística no mide las emociones ni el ambiente tan complicado que van a encontrarse los europeos en Bethpage Black. Molinari nos confirma que las órdenes de Donald son evitar el conflicto. "Hemos tenido varias charlas con Luke y los jugadores. Hay que limitar las provocaciones al público, los gestos, pero cuando uno mete un putt de seis metros es inevitable, pero lo verás de forma más tranquila de lo que vimos en Roma. No quieres meterte en una batalla contra 40.000 neoyorquinos, vas a gastar mucha energía y no te va a ayudar".
Finalmente salen a la palestra dos nombres propios: el primero, Matt Fitzpatrick, probablemente la elección más cuestionada de Luke Donald a causa de su pobre bagaje en Ryder Cup, donde ha disputado tres ediciones y solo ha logrado ganar un punto. Molinari aclara este punto: "Matt es el tercer o cuarto mejor europeo desde el U.S. Open. No tiene una buena historia con la Ryder, pero jugó dos Ryder muy complicadas en Estados Unidos que nos dieron una paliza. La historia cuenta, pero preferimos un jugador que esté jugando bien. Luke tuvo una oportunidad de tener un equipo casi igual que Roma, y eso jugando en Estados Unidos era importante. La otra opción era coger un rookie, pero Luke optó por la experiencia. Matt juega en América y está acostumbrado a jugar con todos esos nombres americanos y será un poco más fácil".
El segundo nombre es el de Sergio García. Molinari no pudo confirmar si se le ofreció la vicepitanía del equipo. "No sé qué contestarte; no es una decisión que pase por mí", pero aunque confiesa que le hubiera gustado tener al jugador de Castellón en el equipo, respalda la decisión de Donald. "Al final no puedes elegir a un jugador que no está jugando bien en los últimos cinco o seis meses. Tenía mucha ilusión de tenerlo en el equipo, pero no llegó al nivel mínimo para estar dentro".