Iniciaba Jon Rahm los primeros golpes de su temporada 2025 en Dubái, mientras a unos 30 minutos de Majilis Course, en otro escenario mítico para el golf español, el Earth Course, nos espera Ángel Ayora, completamente fuera de los focos al quedarse sin entrar en el torneo inaugural del DP World Tour tras ser noveno reserva. Es cuestión de tiempo, es el jugador del que todos hablan. Hay un esperanzador runrún en los campos de práctica del circuito cuando se habla de Ayora. “El chico del swing de oro” define uno, “se le van a caer los billetes del bolsillo”, bromea otro. A nadie sorprendería que ganara alguno de los tres torneos que se juegan en estas semanas en los Emiratos. Comienza la cuenta atrás para verle en acción.
Es tímido, aunque cercano, correcto y educado, aunque siento que traspasando esa mirada afable, hay fuego. Me transmite ese hambre que tenían los golfistas antiguos, hambre por llegar, por ganar. No se trataba de dinero, era simplemente ganar. “Pensaba que iba a jugar esta semana pero no he entrado”, en referencia al Hero Dubai Desert Classic se quedó unos segundos en silencio y apostilló: “me hará debutar con mis ganas”.
La cita es esta semana en Ras Al Khaimah Championship, un pequeño emirato a una hora de Dubai. No serán los 9 millones de premios de la semana del Desert Classic, ni tampoco se va a encontrar un campo con una preparación exquisita que hace recordar a un major, pero a Angel eso le da igual. Saldrá el jueves como un león enjaulado con una idea en su cabeza. “Mi objetivo principal este año es poder conseguir la tarjeta del PGA Tour y estar en 2026 jugando en América. Quiero ser mejor jugador y como consecuencia llegará todo lo demás”. No se esconde y tiene las ideas muy claras con ese bendito atrevimiento que da la inexperiencia.
"Mi objetivo de este año es poder conseguir la tarjeta del PGA Tour"
Ayora siempre fue un buen jugador amateur, pero el salto de calidad en los últimos dos años es abismal. Hay dos pilares en su incipiente carrera que tienen su alto porcentaje de culpa, uno es Juan Ochoa, su entrenador. Fue como un amor a primera vista, le vio y lo dejo todo, tampoco importaba el dinero para él, sabia que en sus manos había caído un diamante en bruto. “Mi swing viene de la nada, empezamos a trabajar en Valderrama hace dos años, cuando jugué mi primer torneo profesional. En ese momento estaba solo y perdido, necesitaba una guía y encontré a Juan y juntos empezamos a construir lo que tenemos ahora. Tenía un swing horrible, cuando veo videos antiguos me da hasta vergüenza”. La evolución ha sido tan brutal que su movimiento esta considerado ahora uno de los más estéticos y sólidos del circuito. “Me lo dicen mucho por las redes sociales, les gustan mi swing. Mi objetivo es construirlo para tener consistencia y que fallar un corte sea casi imposible”.
Juan lleva un control estadístico milimétrico de Angel y en la única estadística que Scottie Scheffler, número uno del mundo, estaría por delante de Ayora es la 100 metros al hoyo. Con los deslumbrantes números que está promediando el español, tendría que ganar fácil tres torneos este año, pero sabemos que el golf no son matemáticas.
Angel Ayora es un chico de 20 años, muy reservado, pero se nota que hablando de golf se encuentra cómodo, es su vida para también su pasión, pero no solo cuando está dentro de cuerdas, sus padres no se entrometen en su carrera, le dan total libertad y confianza y aquí Javier Ballesteros, hijo de Seve, juega un papel crucial tomando las riendas de la carrera de Ayora. “Había oido hablar de Ángel me puse en contacto con él y tras una videollamada fue fácil”. "Le vi en persona pro primera vez en una Copa Sotogrande y la verdad es que me quedé impresionado y hasta el día de hoy. En estos años solo ha ido a mejor. Es un chico excepcional dentro y fuera del campo”, concluye Javier.
"Cuando le vi por primera vez, me quedé impresionado, y así sigo hasta el día de hoy...no ha hecho más que crecer"- Javier Ballesteros, manager de Ángel Ayora.
Hasta Luke Donald, capitán Europeo de la Ryder Cup, se ha interesado por español, con quien tuvo una breve charla esta semana en Dubai. “Estaba viendo a Rory pegar bolas y me fui a patear y vi a Javi Ballesteros hablando con Luke Donald, asi que me acerque a saludarle en persona, no le conocía”, narra Ayora con sorpresa cuando comprobó que Luke Donald seguía sus resultados y le dio la enhorabuena. “Sentí orgullo y ese aura especial y fue un momento muy guay”.
-“Luke, nuestro objetivo es darte un dolor de cabeza”-, no pudo contenerse Juan Ochoa y le exclamó al capitán en la despedida. -Me gustan esos dolores de cabeza”-,respondió entre risas Donald.
Ayora se pone serio para hablar con total honestidad sobre la Ryder Cup: “Si te soy sincero pasa por mi cabeza poder jugar este año, creo que lo puedo conseguir, pero soy consciente de que es muy difícil, pero lo vamos a intentar al máximo”. El malagueño no se oculta y reconoce que “tener este nivel de exigencia me va ayudar”.
"Si te soy sincero, pasa por mi cabeza jugar este año la Ryder Cup..."
Técnicamente se puede decir que en jugador de golf es lo más parecido a la perfección. “No me se describir bien como jugador, he preguntado y siempre me dicen que destaca mi consistencia, soy ordenado en todo, aunque quizás mi fuerte sea el driver, le pego por encima de la media y además recto”. Sin embargo, para ganar necesitas algo más que una técnica prodigiosa, esa chispa que diferencia bajo presión a los buenos jugadores de las estrellas. Y Ángel es consciente. “En Colonia cuando gane (tiene una victoria en el Challenge Tour) y en Leopard Creek (estuvo para ganar en el DP World Tour), me di cuenta que hay una diferencia entre estar bien y ganar, juego no le falta al que gana y al que queda quinto, es una cuestión de saber llevar en una victoria
”.
Sin duda, hablamos de una cualidad innata, que también se potencia con experiencia: “me queda todavía mucha experiencia, en las pocas situaciones que he estado, intento calmarme y jugar mejor cada día, intento mantenerlo todo bajo control. Estar consciente en el presente”. No es precisamente Ayora de los jugadores que más se estresa bajo presión, Ochoa nos confiesa que todavía se sorprende cuando le monitorea las pulsaciones en situaciones de máxima tensión. “No estoy trabajando con nadie en el tema mental, lo mas importante es conocerse a uno mismo, no hay mejor psicólogo que ser crítico contigo mismo y saber como mejorar”, apostilla.
Ayora no solo tiene las ideas claras dentro de las cuerdas, fuera también tiene claro lo que quiere, por eso decidió no aceptar la oferta que le llegó del LIV. El que fuera número uno del mundo, Martin Kaymer quería completar su equipo, los Cleeks, con el jugador español; dos años de contrato con un fijo y pelear en 14 torneos sin corte por suculentos premios donde el último clasificado se asegura 50.000 dólares. Más dinero del que se embolsó por su victoria en el Challenge y un poco menos de lo que ingresó hace unas semanas por ser quinto en Sudáfrica, su mejor resultado en el DP World Tour. Ayora dijo no. “Al final cada persona tiene sus principios y piensa de una manera y mi principal motivación no fue el dinero, si no básicamente me hubiera ido al LIV, tengo otros principios”. “El dinero es un factor superimportante en la vida, en el DP y en el PGA Tour, se gana también dinero, yo no lo miré tanto por el dinero, al final cada uno tiene su forma de pensar”.
"Al final cada persona tiene sus principios y piensa de una manera y mi principal motivación no fue el dinero, si no básicamente me hubiera ido al LIV, tengo otros principios"
Pero si nos retrotraemos a hace exactamente un año, el panorama de Ayora era bien diferente, tras su paso al profesionalismo, no tenía un circuito donde competir y el jugador formado en La Cañada solo contaba con la posibilidad de 9 invitaciones para disputar torneos del Challenge Tour (segunda división del Circuito Europeo). Pero le bastaron. Ayora ganó y consiguió una sólida temporada que le daba la tarjeta del DP World Tour.
Su obsesión, su vida es el golf, “cuando no estoy jugando, entreno”, replica, “estoy siempre pensando en golf y en mejorar”, aunque afirma que también le queda tiempo par practicar otros deportes y estar con la familia. Para terminar le preguntamos por sus miras más a largo plazo, piensa un segundo. “Mi sueño es ser recordado como uno de los mejores golfistas españoles de la historia junto a Seve, Sergio, Jon…”, concluye para coger sus palos de golf y volver al entrenamiento y seguir peleando por sus sueños.