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El equipo olímpico español y el diente de Adam Hayes

The Open Championship

Hugo Costa | Martes 16 de julio de 2024

Hay una simbiosis entre Jon Rahm y David Puig, el equipo olímpico español que está disfrutando del último major de la temporada aquí en Royal Troon. Jon y David comparten lugar para vivir en Phoenix, son socios del mismo campo de golf, tienen el mismo preparador físico y David Phillips es el entranador de ambos. Alberto Sánchez, caddie de Puig es también intimo amigo del jugador de Barrika. Todos compartirán casa en los próximos JJ.OO. Dentro de esa buena sintonía, hoy salieron juntos por el tee del hoyo uno para hacer nueve hoyos de prácticas, con la compañía de Phil Mickelson y Andy Ogletree.






A las 12:20 hora local el foursome pegaba sus primeros golpes bajo una molesta lluvia, que estuvo intermitente durante toda la jornada. "Es un día buenísimo aquí en Escocia", bromeaba Rahmbo. Más madrugadores habían sido Jorge Campillo y Nacho Elvira, y a lo largo de la mañana también aprobvecharon para conocer los rincones del campo escocés el resto de los seis participantes españoles en este The Open.

Rahm jugo un gran golf, fácil sobre todo en los primeros hoyos y Puig dio también muestras de consistencia pese a que el catalán reconoce que los campos tipo links no son sus preferidos.

Todo transcurría en buena sintonía y con bromas constantes hasta el hoyo 6, donde Ogletree comienza a practicar globos desde unos 30 metros de green, en el primer golpeo la bola surca el cielo escocés y cae a plomo con la mala suerte de aterrizar en la boca de Adam Hayes, caddie de Jon Rahm, que se había despistado, acudía a la bolsa de su jefe a por un palo, Hayes no vio la maniobra de Ogletree y cuando sus compañeros le gritaron para advertirle, ya era tarde.

Lo siguiente que vimos todos los asistentes al partido, fue salir disparado algo blanco de la boca de Hayes. Todo apuntaba a que el despiste le iba a costar un diente al norteamericano. Hayes como los buenos toreros ni se miró, se recompuso con gesto de dolor tocándose la boca, como buscando la sangre o su pieza dental mientras continuaba con su trabajo. Por suerte todo quedó en un susto y lo que perdió de su boca el caddie de Rahmbo no fue más que un chicle que salió disparado con el impacto. Tras el susto inicial, las risas volvieron al partido.


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