No se puede poner ni un solo pero a la victoria de Scottie Scheffler hoy en el Masters de Augusta. Supo el tejano templar y mandar con una única amenaza que precisamente no estaba en el complicado campo de juego, sino a unos mil kilómetros de Augusta, donde solo el adelanto en el parto de su primer hijo podrían haber truncado la victoria de Scheffler.
Fueron sus 68 golpes suficientes para la victoria y el Amen Corner su aliado para destrozar a todos sus rivales. Mención especial merece Ludving Aberg con su primera y monumental actuación que le hizo terminar segundo en solitario con -7, y unos sólidos 69 golpes finales. En la mejor actuación en la historia de un debutante, que adquieren, si cabe, más grandeza, al pensar que este Masters fue el primer major que disputa en sus 24 años de vida.
La historia de cenicienta se desmoronó para Aberg en el hoyo 11 y su segundo golpe se fue al agua, un doble bogey que ya parecía dar via libre para el triunfo del segundo Masters de Scheffler. Respiran aliviados en el cuartel general del PGA Tour, al ver a uno de los suyos levantar el primer gran trofeo del año. Del lado del LIV, Cameron Smith y Bryson DeChambeau fueron sextos y Tyrrel Hatton noveno.
Por delante, ni Colin Morikawa (-4), Max Homa (-4), o Tommy Fleetwood (-4), todos empatados en la tercera posición, tuvieron opcions reales de victoria. En el puesto 49º terminaron empatados los dos españoles supervivientes, una posición con un significado y sensaciones muy diferentes para José María Olazábal y Jon Rahm. Para Olazábal su mejor torneo en años y el peor de su carrera en el caso de 'Rahmbo'.
Las mismas sensaciones encontradas debe tener Tiger Woods, estableció un nuevo récord con 24 cortes pasados de forma consecutiva, pero finalizó último en la clasificación con la peor actuación de su carrera en el torneo que le ha visto ganar hasta en cinco ocasiones.