Este Masters de Augusta no quedará en mi recuerdo, lo siento. La floja actuación española en cuanto a los números de nuestros tres representantes me dejan un cierto vacío, aunque en general la actuación de Olazábal me da algo de esperanza al ver como el doble ganador de la Chaqueta Verde sigue en activo un año más, feliz y con la ilusión de un chaval cada vez que pisa un campo que ha jugado ya en 34 ocasiones, con dos victorias en su haber y 15 cortes fallados.
Hubiera quedado en mi memoria si un teléfono hubiera sonado en un campo sin móviles en el partido de Scheffler para anunciarle que su hijo estaba en camino y que tenía que salir corriendo para estar con su mujer Meredith Scuder. ¡Y si hubiera sido en el hoyo 17, hubiera sido la bomba! eso si que habría entrado en los libros de historia del golf por derecho propio.
"Me pregunto ¿que hubieramos hecho cada uno de nosotros en esa misma situación? Pero, afortunadamente para todos, su mujer aguantó y Scheffler jugó la última ronda completa"
Lo del récord de Tiger Woods, con 24 cortes pasados de manera consecutiva, es otro buen número, lo mismo que el +16 del californiano para terminar en el último lugar de los que pasaron el corte en una edición que él intentará olvidar pronto, sobre todo después de haber firmado el sábado un +10 que sigue sin tener demasiada explicación, como tampoco tiene mucha que el propio Tiger nos dijera antes del torneo que "sólo pensaba en ganar su sexta Chaqueta". Puro marketing, me da la sensacion, porque, visto lo visto, el ex número uno del mundo no está ya para jugar muchos torneos, sobre todo en campos como este de Augusta, que exige un físico tremendo para poder rendir a un buen nivel.
"Si recordaré este Masters por ser el primer torneo en el que jugadores del LIV y del PGA cohabitan en espera de una decisión que da la sensación que aún tardará en darse, la de la paz mundial en el golf y la libre circulación de jugadores por el LIV, el PGA Tour, el DP World Tour y el Asian Tour"
Esperemos que no sólo en los cuatro majors -ya solo nos quedan tres este año- podamos ver a los mejores jugadores luchando por la victoria y haciéndolo juntos. Viendo torneos así nos damos cuenta de la poca calidad, en comparación con una semana así, que muchas semanas vemos por la tele sin la presencia de algunos de los mejores jugadores del mundo luchando entre ellos.
Luego el golf dicta sentencia y los mejores siempre luchan por la victoria, es verdad. Esta semana entre los mejores no ha estado un Rory McIlroy que sigue soñando en verde, pero que de Chaquetas, nada de nada. En esta década desde que ganó su último major, en 2014, busca el Rory Slam, pero cada vez se le complica más. Ni siquiera estuvo entre los que soñaban con ganar el Masters tras las dos primeras jornadas. Sólo apareció en la lista de apuestas como segundo favorito por delante de Jon el martes y miércoles, pero ni por esas. Tendrá que esperar otro año.
Igual que Sergio y Jon. Los dos son ganadores del Masters y de nuevo tendrán que volver para intentar sumar una segunda victoria que parece que está más cerca de Jon que de el de Borriol, pero nunca se sabe y más como está el golf ahora mismo. Ojalá, que como a Chema, el Masters les siga sonando a gloria cada año para soñar con otra Chaqueta más y puedan unirse al selecto club de Chema y el gran Severiano Ballesteros.
Mención aparte merece un Scottie Scheffler que ha vuelto a demostrar que, hoy por hoy, es el mejor jugador del mundo, a pesar de su swing. Da lo mismo. No me digas como lo has hecho sino cuantas has hecho y con esos -11 ha demostrado que es el mejor también esta semana en un año en el que ha igualado a Tiger Woods en otro record del californiano que en 2001 ganaba el Arnold Palmer, el The Players y el Masters, algo que hasta ahora nadies más había hecho.
Scheffler ya tiene dos Chaquetas y esta última se la puso sobre el hombro un jugador del LIV y ex compañero en el PGA Tour, Jon Rahm.
Ojalá que el año que viene la tortilla se de la vuelta. Y hablando de tortilla, me ha encantado que el mejor plato de la cocina española esté ya en la historia de las cenas de campeones del Masters de Augusta, ¡¡eso si que es calidad!!