Sergio García, ganador en 2017, y que celebra este año su vigésimo quinta presencia en el Masters, salió al campo mimetizado de Augusta, con pantalones amarillos -del amarillo Augusta- y polo verde -muy similar al verde de Augusta- con una gorra blanca, manguitos para los brazos blancos y zapatos blancos.
Pero independientemente de su indumentaria, que no paso desapercibida para nadie, la estrella de Borriol, que a punto estuvo de ganar la semana pasada en Miami, en la quinta cita del LIV Series de la temporada, perdiendo en el segundo hoyo del Play-off, llegaba a Augusta con muy buenas sensaciones. Unas sensaciones que tras esta primera jornada no se han visto repetidas con mucha irregularidad en su juego y con un lenguaje corporal que hacía adivinar que el español no estaba muy cómodo en el campo.
En su paso por los nueve primeros hoyos Sergio terminaba al par del campo después de firmar dos birides en el 4 y el 8 y dos bogeys en el 5 y en el 9 que le servían para mantenerse al par en el ecuador de su vuelta y con las mismas aspiraciones de arrancar en la segunda parte del recorrido con unos birdies que le hicieran subir posiciones en la tabla.
En los nueve segundos un comienzo desastroso con dos bogeys y un doble bogey al 9, al 11 y al 12 que después arregló en el 13, con su primer birdie de la segunda vuelta, en el 15, donde aprovechó el par 5, en Azalea, y en el 16 con un golpe perfecto desde el tee para dejarse otra opción de birdie que embocó sin problemas para encarar el 17 y el 18 al par del campo y con dos opciones para terminar bajo par.
Y así lo hizo. Par al 17 y par al 18 para intentar mañana terminar bajo par y escalar posiciones en una tabla que ya se ha puesto algo complicada para él.