A pesar de partir como uno de los grandes favoritos a la victoria en este torneo que ha ganador en dos ocasiones, Rory McIlroy no está demostrando en el terreno de juego, sobre todo en las últimas semanas, su enorme calidad. La bola no entra y cuando esto pasa incluso para el número tres del mundo las dudas llegan en cada parte de su juego.
Esta semana, en el PGA Championship el norirlandés comenzaba con una vuelta de 71 golpes y de nuevo sobre par. Es cierto que apenas con un +1 que contenía la dificultad de un campo como Oak Hill que también a él le exigían lo máximo.
Tras esa primera ronda que llevó a McIlroy a la vigésima séptima plaza el jugador europeo mejoró sus número el viernes en un día algo más apacible para entregar una tarjeta de 69 golpes que le hicieron ascender diecisiete posiciones para terminar tras los primeros 18 hoyos en una décima plaza que le dejan al par del campo a cinco golpes de los líderes, con la obligación de firmar una buena vuelta este sábado y si todo sale bien optarel domingo a su tercer entorchado en el PGA Championship.