Jon Rahm (+1) venía soñando con esta 150 edición del Open Championship, en St Andrews, desde hace mucho tiempo, y su primera jornada ha estado muy lejos de lo que el propio Rahm esperaba, sobre todo por culpa de un putter que en ningún momento de la vuelta ha entrado en calor.
Su juego de tee a green ha sido más que aceptable, especialmente alrededor de green, un apartado que venía dándole muchos problemas en los últimos meses, pero su rendimiento con el putter ha estado muy lejos de su mejor versión, tanto en las múltiples oportunidades de birdie falladas, como en algún par que se ha escapado. Y eso, en un campo que da muchas oportunidades de birdie, es un lastre grande para el de Barrika, que con 54 hoyos por delante está a nueve golpes del liderato.
Arrancaba la vuelta sin mucho sufrimiento, aprovechando dos buenos golpes en el 3 y en el 6 para situarse con -2, pero esos serían sus únicos birdies del día. A partir de ahí, el juego seguía estando bien, pero la frustración de tantos putts fallados empezaba a aparecer, y cometía bogeys en el 8, 13 y 15, siendo incapaz de contrarrestarlos con birdies, incluso en los hoyos más fáciles del campo.
Un dato que demuestra claramente el calvario de Jon Rahm hoy en los greenes es que ha fallado siete putts de una distancia entre metro y tres metros y medio, por lo que no hubiera sido raro ver a Jon acabar en -4, pero se va con una vuelta de 73 golpes.
Este viernes tendrá la oportunidad de redimirse e intentar conseguir una vuelta muy baja para meterse de nuevo en la pelea, porque nadie debe descartar al número 3 del mundo, y menos cuando está enrabietado.