"Hace unos días podía leer en la prestigiosa Golf.com como hacían una clasificación de los campos de golf según su tipología, su diseño, estructura y, sobre todo, su situación", nos comenta Marco Martín.
Según ellos, habría seis tipos de campos de golf en el mundo. El primer tipo sería el Links. Sin duda, es el más reconocible de todos ellos. Este tipo de campos es fácil de encontrar cerca de la costa, sobre una base de arena y en lugares como Inglaterra, Escocia e Irlanda, aunque también los podemos encontrar repartidos en todo el mundo.
Suelen ser campos muy ventosos, con bunkers singulares bastante profundos y no muy grandes, pocos árboles y un rough muy espeso y duro.
Según Golf.com se habla también de campos interiores o Parklands. Suelen ser recorridos incrustados entre grandes arboledas y localizados en el interior y cuyo ejemplo más característico sería el Augusta National, sede del Masters.
También estarían los Heathland Course, una especie de recorrido hibrido entre los links y los Heathland y que están ubicados sobre todo en el Reino Unido y en el que podríamos encuadrar un campo como Sunningdale.
Hablan después de los Sandbelt Course, un tipo de campo habitual de Australia bastante abiertos, con árboles y greenes muy ondulados y con bunkers con mucha pendiente rodeando los greenes.
También de los Stadium Course o Champion Course. Campos con mucha zona de escape para graderíos naturales o gradas, con hoyos muy largos y difíciles, greenes amplios y muy movidos como el TPC de Sawgrass o el TPC de Scottsdale.
Por último, hablan de los campos de pares 3. Unos recorridos más pequeños, habitualmente situados junto a los recorridos de 18 hoyos, más rápidos de jugar y mucho más económicos y algunos de ellos con diseños muy atractivos y divertidos.
En mi opinión, no es una mala clasificación, pero yo haría una algo más amplia y compleja, sobre todo si hablamos de nuestro país que, por cierto, no es una tarea fácil.
Primero clasificaría los campos por tamaño, después por el entorno en el que se encuentran, luego los que clasificaríamos como campos de golf residenciales y luego por la titularidad de estos.
En cuanto a su tamaño podríamos hablar de campos de 18 hoyos o Regulation Course, los Executive Golf, los de 9 hoyos, los pares tres de 54 hoyos y con medidas que varían entre los 1.800 y 2.200 metros, los de Pitch&Putt y los campos de minigolf.
En los Regulations Courses encontraríamos campos con par 70, 71 0 72 con distancias variables entre los 5.800 y los 6.700 metros de longitud construidos en parcelas de entre 45 y 90 hectáreas con un tiempo de juego de entre tres horas y media a cinco horas y con recorridos que también pueden ser de 27 o 36 hoyos. Unos buenos ejemplos pueden ser los campos de Xherry Golf y el campo de Logroño.
Los Executive suelen tener una longitud de entre 2.700 y 4.600 metros. Requieren más recursos de diseño que un campo habitual y son propios de zonas urbanas con muy alta densidad y poco espacio disponible. Tiempo de juego entre 2 y 3 horas y media. Son campos pensados para a jugar en poco tiempo, para jugadores recién iniciados, seniors o niños como Arroyo de la Encomienda, en Valladolid, o Azata Golf, en Estepona.
Los campos de golf de 9 hoyos suelen ser par 35 o 36. Están asociados a desarrollos inmobiliarios, o a un desarrollo de construcción por fases sobre una superficie de 20 a 30 hectáreas como Señorío de Illescas en Toledo.
Los pares 3 suelen tener una longitud total de entre 1.800 a 2.220 metros y los sus hoyos pueden oscilar entre encontraremos entre los 40 y los 220 metros. Son habituales en zonas muy urbanas con poco espacio o con elevado coste del terreno. Surgen generalmente como pretexto para un desarrollo inmobiliario o como complemento a una academia o escuela de golf como el Golf La Minilla, en Las Palmas, o el Golf Benalmádena, en Málaga, mientras que los campos de Pitch&Putt son todos pares 3 menores de 80 metros y asociados a escuelas de golf como el Cortijo Golf Center, en Gran Canaria.
Por el entorno podríamos hablar de campos de alta montaña -con un máximo respeto a la vegetación y el entorno, máximo aprovechamiento de características naturales y con una utilización de tan sólo 6 a 9 meses al año y cerrado durante el invierno, como Golf de Jaca, en Huesca.
Los de clima Atlántico exigen una muy alta inversión en drenaje y sistema de riego automático, con mejores texturas en superficie y lagos decorativos como Laukariz, los de la zona Centro, situados en zonas de poco valor paisajístico, con un sistema de riego sofisticado, con lagos para almacenamiento, estética y diseño de juego y un movimiento de tierras medio de 200.000 metros cúbicos, como podría ser el Casino de Aranjuez o Somosaguas, en Madrid.
Los campos Desérticos, propios de zonas extremadamente áridas como Murcia, Almería o Fuerteventura suelen ir asociados a desarrollos inmobiliarios, por lo que la inversión es proporcional al carácter de la urbanización. Requieren de muy altas inversiones en infraestructura externa, ya sea depuración de agua, traídas de agua, desalinización de agua y sistemas de riego muy sofisticados como Aguilón Golf en Almeria , o Altaona Golf en Murcia.
Los recorridos de la costa mediterránea están asociados a zonas residenciales o de explotación turística (venta de greenfees), campos con el standard en mantenimiento más elevado del país y un diseño muy variable como el campo Sur de Guadalmina.
Por último encontraríamos los humedales. Propios de la región levantina (Valencia, Castellón, ...). Situados en zonas de mayor valor ambiental y cuya actuación debe ser delicadísima. Tipología análoga a los campos de golf de Florida, con un nivel freático a 40 cms. que requieren muy altas inversiones en drenaje para evitar la “alteración” de las aguas del subsuelo. Exigen de diseños creativos que integran las marismas y zonas naturales con el campo como San Gregory Golf, en Castellón o Mayacoba, en México.
Tendríamos que hacer también una clasificación de campos residenciales y otra por su titularidad, ya sean municipales, públicos o privados.
En definitiva, un amplísimo abanico que refleja la singularidad de nuestro país, en cuanto al clima, terrenos, disponibilidad económica e inversora, permisos medioambientales y plazos de ejecución que de la misma manera conforman un mapa verde español único en el mundo por su variedad y su enorme calidad general.