Opinión

Birdies en el pasillo

Opinión

Iñaki Cano | Miércoles 18 de marzo de 2020

Para un periodista deportivo que lleva cuarenta años informando de deporte es muy complicado seguir hablando y escribiendo de lo mismo, pero sin deporte.






Usted no lo entenderá. Yo tampoco, pero es así y después de cada amanecer me hago a la idea de que seguiré escribiendo y hablando, aunque no lo haya. No serán quince días ni un mes. No. La competición en cualquier deporte no volverá hasta al menos dos meses si es que no son tres o quizás hasta la próxima temporada no volvamos a ver un gol en directo.

La UEFA ha aplazado la Eurocopa hasta el verano del 2021 y LaLiga no sabemos si se reanudará o dejaremos sin título a uno de nuestros equipos. Los que aún están en las competiciones europeas lo mismo tampoco pueden levantar la Champions o la Europa League ni nosotros contarlo. Es un vacío que me hace sentirme muy extraño y no sé cuándo estaré de nuevo lleno del placer de vivir y contar en directo las gestas de nuestros deportistas.

Ahora me pregunto cómo puedo buscar la noticia desde casa cuando siempre la encontré en la calle. Es algo difícil de aceptar, pero no queda otra

La vida te da una lección casi cada minuto. A mí me la dio cuando me dejó jugar la prórroga y ahora me demuestra que la tanda de penaltis también es muy importante.

En estos pocos días de encierro, hay cosas mucho más importantes que nunca he sabido valorar. Ahora, hablar con el vecino de enfrente a través de la ventana es lo más importante de las 10.00 de la mañana. El aplauso de las 20.00 horas es el chute ineludible que nos da energía para continuar. Los informativos son de obligada atención. Las vídeo llamadas con los familiares, imprescindibles...

El fútbol y el ciclismo han sido mi vida profesional y desde hace más de quince años, el golf ha sido mi válvula de escape. Viéndolo y jugándolo, aunque sea muy mal, pero me oxigenaba la mente y relajaba de la tensión informativa del día a día.






Desde hoy, tampoco podré disfrutar de los maestros del golf. Ni en Valderrama ni en el Master de Augusta, que en más de una ocasión lo gané… en sueños claro está. Pues ni eso. El único eagle con el que ahora sueño es con el fin de éste invisible bicho que nos tiene lejos de todo lo que deseamos y queremos ¿Querer?

Nos queremos poco. Muy poco o no lo demostramos lo suficiente y ahora lo echamos en falta ¡Qué ganas tengo de abrazar a cualquiera! Imagínense lo que me gustaría con alguno de los que quiero.

Ya he abrazado a Sergio García y a Jon Rahm cuando el otro día les gané en el 18 de Aguilón Golf. Fue en sueños porque los birdies los hice en el pasillo de mi casa bajo la atenta mirada de mi mujer y mi suegra que no entendía nada: “Ni yo, Salomé, ni yo”.

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