Hay que estar muy despejado para restar un golpe a las 6.35 de la mañana. Eso, o estar muy motivado por ser el encargado de dar el primer golpe en una edición tan especial del Open Championship. La edición que, después de 68 años sin que el grande europeo se jugase en Irlanda del Norte, devuelve el torneo al campo del que Rory McIlroy ostenta el record del campo desde 2005, cuando solo tenía 16 años de edad.
Sea como fuere, la cosa es que, ni corto ni perezoso, Darren Clarke hacía gala de su buen conocimiento de Royal Portrush para sumar a esta mañana tan especial, el honor de haber logrado el primer birdie del campeonato después de salvar con tres golpes los 385 metros que le separaban de la bandera.