Opinión

Talento, sacrificio y tesón

Opinión

Valentín Requena | Jueves 11 de julio de 2019

Cualquiera que me conozca sabe que mis dos aficiones favoritas son el golf y el motociclismo. En el caso de la moto me viene desde la más tierna infancia, el deporte de los dieciocho hoyos lo descubrí ya bastante mayorcito, pero no por eso, en estos momentos, tiene menos virulencia en mis sentimientos deportivos. Alguno de vosotros me preguntará el motivo de esta declaración de intenciones. Os lo explico.






El pasado fin de semana hubo dos deportistas españoles que destacaron del resto, junto con las chicas de la selección española de baloncesto: Jon Rahm en golf y Marc Márquez en motociclismo. El vasco en Irlanda y el catalán en Alemania. El de la bola pequeña vencía, después de una enorme remontada, el Open de Irlanda. El de las dos ruedas el Gran Premio de Alemania, por cierto la décima victoria consecutiva en el trazado de Sachsenring.

Si bien es cierto que el motociclismo y el golf no tienen nada que ver, pero los dos españoles que lo están petando en ambas especialidades se asemejan mucho en su forma de competir y en vivir intensamente su vida deportiva. Ambos comenzaron con la práctica del deporte casi desde que comenzaron a caminar, siempre claro está canalizando ese espíritu deportivo por sus padres. Jon enseguida piso el verde de los campos de golf, antes quizá que el asfalto de las calles de Barrika, su pueblo. Sin embargo, en el caso de Marc si pisó antes el asfalto de los pequeños circuitos que la tierra del campo de Cervera, su patria chica. Ambos tienen prácticamente la misma edad, Marc 1993 y Jon 1994 y los dos son figuras mundiales en sus respectivos deportes.

Para mí el denominador común de estos dos grandes deportistas es el talento, el espíritu de sacrificio y el tesón. El no darse nunca por vencidos. Todos sabemos que en la práctica del deporte el triunfo no llega por casualidad y que entre victoria y victoria hay que saber lamerse las heridas si es que se produjeron. Hay que saber levantarse con rapidez y borrar de la memoria esas bajadas de juego, en un caso, y de pilotaje en otros. Quizá sea prematuro aventurar como serán las carreras deportivas de Jon y de Marc, pero lo que sí es seguro es que serán brillantísimas si nos atenemos a la edad que ambos tienen.

Con veintiséis años Márquez tiene siete títulos mundiales, cinco en la categoría máxima de MotoGP, ciento ochenta y seis carreras disputadas, setenta y dos victorias y ciento veinticuatro podios, algo realmente insólito teniendo en cuanta que el motociclismo es un deporte de riesgo y que las lesiones cuentan y mucho. Un piloto que, si las caídas le respetan, puede establecer una marca casi imposible de superar.

Rahm, por su parte lleva un camino similar, a sus veinticuatro años tiene ya tres victorias en el circuito americano, cuatro en el europeo, una Ryder Cup y es octavo en el ranking mundial. Títulos que muy pocos jugadores han conseguido. Lo inmediato es ganar un Major y que no hace falta ser profeta para intuir que llegará y muy pronto.

Jon y Marc, dos figuras impresionantes miembros de una generación que está llevando el deporte español a cotas que ni los más optimistas hubieran imaginado.

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