Empezó la semana Rory McIlroy con dudas y sin mostrar el potencial verdadero de su juego en esta semana donde terminaba tras los primeros 36 hoyos con dos vueltas de 67 y 65 golpes, pero con la sensación de que se había dejado muchos birdies en un campo en el que cada golpe de menos es un tesoro y en donde con una climatología espectacular los protagonistas para brillar en lo más alto de la clasificación aparecían casi por generación espontanea.
Sin embargo, el sábado, en el día del movimiento, las buenas sensaciones del norirlandés, que este año había firmado una segunda plaza como mejor resultado en el WGC de México y dos cuartas plazas en el Genesis Open y y en el Sentry, no fueron muy buenas y con una tercera tarjeta de 70 golpes necesitaba este domingo dos cosas: el estar al nivel de los dos primeros días, o que el nivel general del torneo y de resultados bajara, además de que las condiciones meteorológicas se estropearan algo más y el solo no brillara en el TPC de Sawgras como lo había hecho en las tres jornadas previas.
Y las tres cosas sucedieron. Con una peagada impresionante con el driver y además cogiendo muchas calles, McIlroy empezaba los primeros nueve hoyos de la cuarta y definitiva vuelta sin brillar demasiado, con un doble bogey al 4 que le metía el miedo en el cuerpo pero, claro, viendo lo que Jon Rahm estaba sufriendo con esos tres bogeys casi consecutivos nada más empezar y las malas sensaciones que también parecía tener Tommy Fleetwood, parecía que las cosas había que tomárselas con calma y que ese doble bogey tempranero no era tan dramático.
Dos birdies al 6 y al 9 y un bogey más al 7 le dejaban en esa primera parte del recorrido con uno más del campo, pero cerca de los líderes y con opciones de sacar un buen resultado final. En los nueve segundos, McIlroy se soltó la melena y con cuatro birdies en el 11, el 12, el 15 y el 16 sentenciaba el torneo pasando por encima de un espectacular Jim Furyk que hizo un torneo sobresaliente pero que se quedó a un golpe de la victoria y de ser el jugador con más edad -48 años- en ganar el The Players Championship y, sobre todo, por delante de un Jon Rahm que hoy no brilló en absoluto, que se quedó con 76 golpes, décimo segundo, y que no supo en ningún momento estar a la altura del torneo en esta cuarta y definitiva jornada.
Las cosas, simplemente no le salieron y da la sensación de que no hay que darle muchas más vueltas. Sus errores finales en el 15 y en el 17 fueron simplemente fruto de la desesperación y de las ganas de conseguir mejorar alguna posición a la tremenda pero los fallos vinieron casi desde el principio, cuando encadenó casi de manera consecutiva tres bogeys para empezar en el 1,3 y 4 que le dejaron muy cuesta arriba la posibilidad de remontar a pesar de los dos birdies con los que maquilló la primera vuelta que terminó con +1.
En los nueve segundos hoyos más de lo mismo ya que Jon salió desdibujado y sin opciones y con esos dos bogeys más al 11 y al 15 y el doble bogey en el 17 decía adiós incluso a las opciones de terminar entre los diez primeros, una auténtica lástima después de las tres vueltas que había jugado el jueves, el viernes y el sábado en donde firmó un -8 majestuoso.
Por delante de él terminaron los que durante todo el torneo estuvieron por detrás. Trás McIlroy -que se embolsa con esta victoria 2.250.000 dólares, el mayor premio en un torneo regular de l PGA Tour en la historia de este deporte- y Furyk, que se quedó a las puertas del triunfo, terminaron en tercera posición el inglés Eddie Pepperell y el venezolano Johnathan Vegas con -14 mientras que la quinta plaza, empatados con -13 fue para Dustin Johnson, Brandt Snedeker y Tommy Fleetwood, que como Rahm salió en el partido estelar y tuvo hoy un día muy gris como la jornasda que se vivió en el TPC de Sawgrass.
Con este triunfo McIlroy se coloca líder de la clasificación de la Fedex Cup tras subir diez posiciones y también mejorará la sexta posición en el World Ranking en donde de nuevo volverá a meterse en el Top-5 de los mejores jugadores del mundo, sumando ya a lo largo de su carrera en Estados Unidos unas ganancias que superan los 45 millones de dólares.