Micrófonos, entrevistas, apuestas y challenges en los hoyos, no muy buen juego y al final tensión para saber quien se llevaría la victoria en Las Vegas, en el Shadow Creek donde todo empezaba en el hoyo 1 con una apuesta en juego de 200.000 dólares para el jugador que se hiciera birdie.
Ninguno de los dos, ni Tiger Woods, ni Phil Mickelson, lo logró y el juego siguió con una sensación extraña, sin público en las calles pero con millones de televidentes por todo el mundo. Todo sea por el espectáculo y por una modalidad que enfrentaba a dos de los más carismáticos jugadores de todos los tiempos: un Tiger Woods en progresión que ha superado definitivamente todos sus problemas físicos que a punto estuvieron de separarle del golf definitivamente y un Phil Mickelson que espera recuperar su sitió de nuevo en el golf mundial.
Pero la igualdad fue la nota predominante en este Match Play que avanzaba sin grandes golpes pero con toda la emoción que los jugadores lograban darle a la jornada con su magia, calidad y su simpatía. Sus micrófonos reflejaban sus comentarios con sus caddies, Joe LaCava con Tiger y Tim Mickelson con su hermano Tim.
Mickleson se ponía por delante en el 2 y luego Tiger empataba enseguida para mantener la igualdad y la emoción en un match que se alargó casi hasta las cinco horas y que terminó en Las Vegas casi a oscuras después de empatar en los dieciocho hoyos regulares -incluidos dos birdies en el 18- y tener que jugarse los 9 millones de dólares a la cara o cruz del Play-off. Y hasta cuatro tuvieron que jugar para decidir al ganador que finalmente fue Phil Mickelson un en un par cinco convertido en un par 3 desde el hoyo 20.
Y en el 22 tras sendos empates en el 19 y el 20 Woods se fue a los árboles mientras que Phil lograba dejar su bola a apenas medio metro para llevarse la victoria, los nueve miollones de dólares y el triunfo sobre un Tiger Woods que sin duda estuvo una vez más a la altura del espectáculo.