Opinión

Frío y cebollas

Opinión

Guillermo Artola | Lunes 29 de octubre de 2018

No vivo en otras partes de España, es difícil hacerlo en varios sitios a la vez, pero lo que puedo asegurar es que en Madrid se acabó lo que se daba.






Tampoco se acabó para siempre, es verdad, pero ahora llega una larga temporada de frío, un tráfico demencial con lo que ello implica de histerismos municipales, unas Navidades que sólo gustan a los más pequeños, y ni eso juraría, y una cuesta de enero para colofón de todas estas desventuras.

Lo peor de todo, sin duda, es que jugar se vuelve imposible o casi en cuatro o cinco meses debido a dicho frío y a la lluvia que nos tenía abandonados durante décadas pero que, en los últimos años, ha vuelto y lo hace por rachas de semanas que aburren tanto como lo beneficiosas que son. Pero claro, este es un programa de golf, no de agricultura o medio ambiente, y en lo que a jugar al noble deporte de los pastores escoceses se refiere, estos meses en Madrid son una porquería.

Como siempre, hay maneras y maneras de ver las cosas y lo que sí puedo decir es que, salvo cuando caen chuzos de punta, se puede sacar cierta ventaja de las bajas temperaturas que se avecinan.

Si te forras de ropa por fuera, modelo “bibendum” de Michelin, no hay quien gire y, efectivamente, diez golpes más no hay quien te los quite. Pero hay una cosa que se llama ropa térmica, nombre que tampoco hace merecedor del Nobel al que así la bautizó, pero que te permite jugar como si tal cosa cuando los demás no dejan de castañetear los dientes.

Hazme caso, visita una tienda de equipamiento deportivo y cómprate unos pantalones tipo malla, lo que antes hubieran sido unos calzoncillos largos o unos “marianos”, y otro tanto para la parte superior del cuerpo, y remata la jugada con la ropa normal en invierno, sin exageraciones.

Si consigues regular tu temperatura sin llegar a parecer una cebolla vas a ganar a ese que normalmente empata o te gana por poco, y lo harás simplemente porque no estás más pendiente del frío que tienes que del juego.

Esta es una manera de sacar una pequeña ventaja sin hacer trampas, sin ser un emboscado en lo que a hándicap se refiere y además es una tregua respecto a la mala temporada que se acerca.

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