Opinión

La Ryder Cup es más azul

Opinión

Guillermo Salmerón | Domingo 30 de septiembre de 2018

Esta Ryder Cup ha confirmado lo que todos los que amamos este deporte sabemos hace tiempo: que es una de las mejores y más emocionantes competiciones deportivas que hay sobre la tierra.






Dicen las cifras de las audiencias televisivas, que tras los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol, la Ryder Cup es el evento deportivo más seguido en el mundo. Y yo me lo creo a pies juntillas.

Si en el mundo hay cerca de 200 millones de jugadores de golf, todos ellos se convierten en fanáticos de este deporte al mismo tempo sólo cada dos años, -tres días- cuando se juega la Ryder entre Europa y Estados Unidos. A todos ellos se les unen los que han empezado a conocer este deporte e incluso los que no lo siguen en absoluto, pero quedan prendados cuando ven las imágenes del torneo, la emoción de la lucha por cada punto, la cara de los jugadores y las dos banderas -la americana y la europea- ondeando y soñando con una victoria que cada vez está más igualada y es más difícil de conseguir, los gritos, los lamentos y las emociones de los jugadores y del público.

Esta edición de París, como sucedió en Valderrama en 1997, pasará a la historia. Como cuando sucedió en España, Europa ha ganado con solvencia, demostrando que quizá no son los mejores del mundo individualmente pero que por equipos y bien dirigidos son casi invencibles.

Sobresaliente para Thomas Bjorn y su equipo de vicecapitanes que nos han convencido punto a punto de que han sido los mejores. Ni los Woods, Mickelson, Johnson, Thomas, Koepka o Spieth, han sido capaces de doblegar a un equipo que con nombres más modestos como Noren, Stenson, Olesen, Rahm y Molinari le han dado la vuelta a la tortilla de los Foursomes del viernes por la mañana que nos dejaron a todos con el miedo metido en el cuerpo.

Y de todos ellos y sobre todos ellos un nombre, el del italiano Francesco Molinari que ha vivido su mejor año como jugador profesional pero que no tenía duda, tras conseguir la victoria en París que este triunfo que había logrado era mucho más importante que la Jarra de Clarete que había logrado en Carnoustie el pasado mes de julio.

Sus cinco victorias en sus cinco partidos igualan los récords del gran Arnold Palmer, en 1967 y Larry Nelson, en 1979. Tres nombres que ya formarán parte de la historia de la mejor competición de golf del mundo.

Y como no, otro sobresaliente o mejor dos para los españoles, Sergio García y Jon Rahm. El de Borriol ha dejado claro que este es su torneo, ni Masters, ni Valderrama, ni otro cualquiera. Sergio es carne de Ryder y sus 25,5 puntos a lo largo de su carrera dejan bien a las claras que por muy mal año que haya tenido Bjorn acertó eligiéndole.

Y de Rahm esperar que juegue muchas más Ryder y que las viva tan intensamente como lo hace todo. Su partido con Woods hoy ha sido para enmarcar y sus lágrimas finales la demostración de que todo lo que tiene que ver con golf, el vizcaíno lo siente a la enésima potencia. A veces eso no es demasiado bueno, pero hoy le ha servido para derrotar a un Tiger que sigue sin ser jugador de la Ryder Cup aunque su vida haya retomado la senda de la normalidad y del triunfo.






La Ryder es hoy más azul que ayer. Los americanos sólo nos sacan cuatro victorias en el total y ocho años pasan muy rápidos. Que tiemblen.

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