La palabra es impecable. Hemos vivido un Open que podemos definir como impecable porque ha tenido todo lo que tenía que tener y ha carecido de todo aquello de lo que debía carecer. Hemos visto días de un sol malagueño, algo que, aunque parezca mentira, aparece en todos los Open británicos en alguna de sus jornadas. En esta ocasión quizás ha habido más horas de buen tiempo que lo que es normal, pero que nadie se extrañe porque lo verdaderamente difícil de encontrar es una edición en la que los cuatro días tengan un clima de perros. Aún así, también ha habido agua y viento como para desesperar al más impasible de los súbditos de su graciosa majestad. Lo bueno es, curiosamente, que mojarse es molesto para los jugadores pero les facilita el trabajo en unos “links” que secos son difíciles de jugar y a menudo injustos.
Impecable ha sido, también, el comportamiento del público, que año tras año demuestra que sabe mucho de golf y que sabe estarse callado y quieto cuando el juego lo requiere, algo de lo que deberían aprender al otro lado del charco.
Por último, hay que felicitar a Jordan Spieth, que también ha resultado impecable de principio a fin, y que suma su tercer Grande tras un Masters y un Abierto de los Estados Unidos, y del que me atrevo a decir que ganará muchos más.
En las palabras que dijo tras recoger la Jarra de Clarete, impecable también, lo primero que hizo fue agradecer el trabajo de su “caddie” que, probablemente, fue uno de los factores clave para que no se saliera totalmente de juego tras el fiasco del hoyo trece. Ese fue el momento en que más cerca de perder el Open ha estado de toda la semana, pero supieron, él y su ayudante, calmarse y arreglarlo inmediatamente. También fue impecable su reconocimiento a la paciencia de Matt Kuchar, que esperó los casi veinte minutos del dropaje con penalidad del hoyo trece sin queja alguna y supo mantener el tipo cuando en los hoyos siguientes Spieth le pasó por encima. En definitiva, un Open precioso y en el que hay que felicitar también a Rafa Cabrera por su enorme actuación.
Sólo me queda decir que espero que tengáis unas vacaciones llenas de “birdies” y que cuidado el volante, os esperamos en septiembre.