Porsche Mission E
Gaceta del Motor | Miércoles 06 de enero de 2016
Después que la firma alemana anunciará la fabricación de Mission E y sobre todo tras el varapalo recibido al haberse visto involucrado en el “caso Volkswagen” al poseer el 51% del capital del grupo, los trabajadores de la planta de Zuffenhausen han dado un paso hacia adelante según la revista alemana Automobilwoche, aceptando trabajar una hora más a la semana (hasta las 35 horas) y renunciar a parte de los futuros aumentos salariales (de 2016 a 2025).
Una planta donde se creerán 1000 puestos de trabajo y se invertirán más de 700 millones de euros en sus instalaciones para la fabricación del superdeportivo eléctrico Mission E con nuevos talleres de pintura, planta de ensamblaje y la fábricación de motores.
Hay que recordar, que el estreno mundial del primer prototipo Porsche de cuatro plazas y cuatro plazas propulsado por batería fue en el Salón de Frankfurt. Con 600 caballos y una autonomía de más de 500 kilómetros, será un tracción total y dirección activa en las cuatro ruedas con una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 3,5 segundos y un tiempo de carga de aproximadamente 15 minutos para alcanzar un 80% de energía eléctrica. Los instrumentos se manejan de manera intuitiva mediante el control de gestos y miradas, algunos de ellos incluso a través de holograma; altamente orientado hacia el conductor a través del ajuste automático de la posición del conductor.
El motor del Mission E es completamente nuevo y, sin embargo, típico de Porsche: probado en el automovilismo de competición. Dos motores sincrónicos de imán permanente (PSM), similares a los utilizados en el modelo ganador de “Le Mans 2015”, el 919 Hybrid, aceleran el deportivo recuperando energía en el proceso de frenado. 24 horas de máximo rendimiento deportivo y una victoria doble son las mejores recomendaciones para un Porsche.
Los modelos Porsche no sólo destacan por su deportividad emocional, sino también por su alta utilidad cotidiana. Por esta razón, el Mission E puede recorrer más de 500 kilómetros con una sola carga de la batería y recargar energía para aproximadamente 400 kilómetros más en menos de un cuarto de hora. La razón: Porsche es pionero en utilizar la técnica de 800 voltios. La duplicación, en comparación con los vehículos eléctricos actuales con 400 voltios, ofrece varias ventajas: tiempos de recarga más cortos y menos peso debido a que los ligeros cables de cobre con una sección transversal reducida son suficientes para transportar la energía.
Un segmento desplazable, situado en el alerón delantero izquierdo delante de la puerta del conductor, permite el acceso al conector de carga para el innovador sistema “Porsche Turbo Charging”: A través del conector de 800 voltios, la batería se recarga en aproximadamente 15 minutos hasta el 80% de su capacidad, un tiempo récord para los vehículos eléctricos. Alternativamente, la plataforma tecnológica puede cargarse con energía conectándose a una estación de carga rápida usual de 400 voltios o confortablemente en el propio garaje de forma inductiva. Para ello es suficiente aparcar sobre una bobina de inducción, integrada en el suelo, que transfiere la energía sin hilos a su pieza opuesta situada en los bajos del vehículo.
Otra de las características típicas de los deportivos Porsche es el concepto de construcción ligera con una distribución óptima del peso y un centro de gravedad bajo. La batería, situada en los bajos del automóvil, basada en la tecnología de iones de litio más reciente, se extiende en toda su longitud entre el eje delantero y el eje trasero. De este modo, el peso se distribuye de forma homogénea en ambos ejes propulsores estableciendo un balance equilibrado que, además, propicia un centro de gravedad del deportivo extremadamente bajo. Estas dos características aumentan significativamente el rendimiento y la sensación deportiva. La carrocería es una mezcla funcional de aluminio, acero y plástico reforzado con fibras de carbono. Llantas de carbono: el prototipo Mission E calza anchas llantas de 21 pulgadas delante y de 22 pulgadas detrás.
Y si hablamos de diseño, cada centímetro cuadrado, cada ángulo y cada radio del Mission E refleja, sobre todo, una cosa: deportividad emocional genuinamente Porsche. Punto de partida: la escultura de una berlina deportiva plana de 130 centímetros con atributos de los deportivos de Zuffenhausen. Con innovaciones palpables como la aerodinámica integrada. Marcadas entradas y salidas de aire en el frontal, los laterales y la zaga caracterizan la carrocería, completamente bajo la acción del aire, aumentando así la eficiencia y el rendimiento. Las guías de aire integradas mejoran la aerodinámica de las ruedas y las salidas situadas en los laterales reducen la sobrepresión en los pasos de rueda reduciendo así la fuerza descensional.
El frontal reducido refleja la típica flecha Porsche enlazando el prototipo con el 918 Spyder y los bólidos Porsche. Los nuevos faros de LED Matrix con el diseño luminoso de cuatro puntos, típico de la marca, acaparan todas las miradas. Integrados de forma flotante en la entrada de aire le confieren al frontal un carácter futurista. Las cuatro unidades de LED se agrupan alrededor de un sensor plano para los asistentes de conducción cuyo borde actúa como intermitente. Los destacados paragolpes delanteros y el capó extremadamente plano son elementos de diseño del 911. Al igual que en el modelo 911 GT3 RS, una ancha y marcada hendidura se extiende desde el capó delantero hasta el techo.
Otro de los rasgos que recuerda al 911 es la línea lateral de la ventana que, sin embargo, ofrece una diferencia determinante: las dos puertas de apertura antagonista posibilitan un confortable acceso al automóvil, sin pilar B. Otra diferencia: en lugar de los retrovisores exteriores clásicos, los laterales del prototipo disponen de discretas cámaras que son un componente más de la excelente aerodinámica. Y en la zaga, subraya la arquitectura típica de los deportivos. La estrecha cabina, con su rápido parabrisas trasero retraído hacia atrás, establece el espacio suficiente para los alerones traseros con la llamativa modelación que sólo puede ofrecer un Porsche. Un emblema tridimensional “Porsche” con iluminación interior flota por debajo de un arco luminoso que se extiende por todo el ancho del prototipo en un elemento de cristal de color negro.
En el interior, el prototipo transfiere todos los principios de diseño Porsche al futuro: espíritu abierto, purismo, arquitectura limpia, orientación al conductor y utilidad cotidiana. El concepto de propulsión eléctrico posibilita una nueva interpretación. La falta del túnel de la transmisión le confiere al habitáculo mayor amplitud haciendo parecer todo más fresco y ligero. Las cuatro plazas individuales del prototipo se inspiran en los asientos deportivos de carreras. Su ligereza ahorra peso al mismo tiempo que les confiere a los ocupantes mayor estabilidad lateral durante la conducción dinámica. La consola central se extiende entre ambos asientos delanteros hasta el salpicadero de forma elegante como un puente y, en consecuencia, está abierta hacia abajo.
También y ante el conductor se abre el nuevo mundo de un innovador concepto de visualización y control: intuitivo, rápido y sin distracciones, diseñado para un deportivo del futuro. La delicada pantalla del conductor es curva, plana e independiente. El cuadro de instrumentos indica cinco instrumentos redondos típicos de Porsche, pero representados virtualmente con tecnología OLED, es decir, mediante diodos orgánicos de emisión de luz. Estos instrumentos están asignados a las funciones relevantes para el conductor “Connected Car”, “Performance”, “Drive”, “Energie” y “Sport Chrono”. También es innovador su manejo: el sistema “Eye-Tracking” (seguimiento ocular) reconoce, mediante una cámara, a qué instrumento está mirando el conductor. El conductor activa mediante una tecla situada en el volante el menú correspondiente pudiendo navegar en él, asimismo, en combinación con el reconocimiento de la mirada y la confirmación manual. Pero esto no es todo: la pantalla sigue la posición del asiento y la postura del conductor mediante el denominado efecto parallax. Si el conductor toma asiento en una posición más baja, más alta o se desplaza hacia los laterales, la representación tridimensional de los instrumentos redondos se mueva con él. De este modo, se evita que el volante pueda tapar información importante. Toda la información relevante, como por ejemplo la velocidad, sigue siempre el ángulo visual del conductor.
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