El capitulo de fiascos continuaba con el falso accidente de Alonso en Montmeló y la interminable colección de mentiras que salía de su entorno, intentando justificar lo que se confirmaría a lo largo de la temporada como el ridículo más bochornoso de toda historia de la Formula 1. Y repartido a partes iguales entre Honda, Mclaren y el propio Alonso.
Para la segunda mitad del año nos esperaban más situaciones tan inexplicables como esperpenticas. Las trampas del grupo automovilístico europeo mas importante afectaban a millones de usuarios. Volkswagen intento silenciar a los medios, pero no fue capaz de impedir que el mundo entero conociera de su torticera estrategia para contaminar, engañando a Estados y conductores.
Y llegó la patada de Rossi, merecida o no por el insolente Marquez, y la enorme explosión mediática que a punto estuvo de oscurecer el incuestionable triunfo del mallorquín Jorge Lorenzo en el Mundial de MotoGP
Se cerraba el año con la retirada de Nissan de las competiciones de resistencia. Sus vanguardistas modelos eran tan exóticos como peligrosos de conducir para los pilotos. Coches inapropiados para la competición en busca de repercusión mediática y generando expectativas de imposible consecución.
No son las únicas, pero las señaladas pudieron tener consecuencias físicas para sus protagonistas, a excepción del caso Volkswagen, que ha perjudicado globalmente a todos los que respiran.