Parecía a principios de temporada que Rory McIlroy tendría de nuevo un gran año. Sus comienzos fueron, otra vez espectaculares con victorias en el Omega Dubai Dessert, en el Classic, Cadillac Match Play y en el Wells Fargo Championship que le llevaron diréctamente a vivir muy cómodamente desde un número uno del mundo que, seguramente, perderá hoy por segunda vez este año. Y es que tras su lesión en el tobillo, McIlroy ha perdido la chispa que tenía hasta mediados de 2015 ¿La recuperará de nuevo?
"El emocionante Juego de Tronos Mundial"
Spieth falla su segundo corte consecutivo
Spieth o Day, ¿quién será el jugador del año?
El norirlandés ha jugado este año en la PGA 11 torneos con buenas actuaciones en todos ellos, desde esas dos victorias en mayo, en el Cadillac Championship y en el Wells Fargo Championship, que confirmaron su supremacía mundial y el relevo definitivo en ese cetro de la figura de un Tiger Woods que a día de hoy sigue en caída libre más allá del 250 del mundo, concrétamente el 266 y que da la sensación de que no volverá a tiempos pasados. En su currículum 683 semanas como líder de la clasificación global y ahora buscando sensaciones que le saquen del hoyo en el que se encuentra.
En Europa McIlroy también empezó el año de maravilla con un espectacular triunfo en el Omega Dubai Dessert Classic y una segunda plaza en Abu Dhabi, aunque después en el Irish Open y el BMW fallara el corte con cuatro vueltas de 80 y 71 golpes en su casa, en Irlanda, y 71 y 78 en Inglaterra, que hicieron saltar todas las alarmas.
En Estados Unidos si le fueron mejor las cosas firmando seis top-ten, con casi 4,5 millones de dólares en ingresos y una décimo quinta plaza en la FedEx Cup en la que todavía tiene opciones de llevarse la victoria. Pero es verdad que tras su ausencia la semana pasada y visto lo visto hasta ahora en el Deutsche Bank a McIlroy le falta mucho para estar al mismo nivel que en ese pasado mes de mayo cuando ganó esos dos torneos o al de principios de temporada en los torneos del desierto del Tour Europeo.
El norirlandés está fuera de rítmo y tras su lesión de los ligamentos del tobillo izquierdo antes del Open de Escocia da la sensación de que ni mucho menos está recuperado y al 100 por 100. Sus ausencias en los torneos más importantes de la temporada y sus actuaciones en los tres grandes que ha jugado -cuarto en el Masters, noveno en el Us Open y décimoseptimo en el PGA Championhip- dan un balance pobre para un jugador como él.
Hoy, tras una actuación en las tres primeras jornadas muy irregular, volverá a perder el número uno si no queda entre los diez primeros -algo que parece improbable salvo milagro en su cuarta vuelta- y siempre que Jason Day no gane el torneo. El máximo beneficiado de esta cadena de resultados será de nuevo Jordan Spieth que, tras fallar los dos cortes en los dos primeros torneos de la FedEx Cup, volverá a recuperar ese número uno que tuvo hace dos semanas.
Resulta curioso que ni el número uno del mundo ni el dos están en su mejor momento tras un año en los que ambos han conseguido victorias pero también han tenido malos momentos. Para ambos llegan unas semanas importantes y veremos quien se lleva en esta primera temporada de lucha directa el "gato al agua". Mientras, Jason Day espera agazapado a ver si el dicho de "a río revuelto ganacias para pescadores" se cumple con él.