La última vez que Tiger cumplió su sueño de ganar la famosa Chaqueta Verde, en 2005, la cuarta que colgaba en su armario, el mundo vivía tiempos que ya casi no recordamos. Alemania superaba aquel año los 5 millones de parados. En España se promulgaba por primera vez la Ley Antitabaco. Se descubría la proteína que provocaba la resistencia a la insulina y, como consecuencia, el desencadenamiento de la diabetes mellitus tipo II. En Madrid, ETA hacía estallar un coche bomba en el Campo de las Naciones de Madrid horas antes de que los Reyes inaugurasen ARCO. Rafael Vera, ex secretario de Estado de Seguridad de España durante varios Gobiernos socialistas- ingresaba en prisión por un delito de malversación de caudales públicos y en abril moría el papa Juan Pablo II víctima de una septicemia.
También en abril se disputaba el Masters de Augusta que se saldaba con la victoria de Tiger Woods, entonces número uno del mundo y que sumaba en su palmarés su cuarta Chaqueta Verde. Hasta ese año Tiger había ganado también las ediciones de 1997, 2001 y 2002 fallando en todas sus participaciones jugadas hasta entonces un solo corte, el de la temporada de 1996.
A lo largo de su carrera Tiger Woods acabó también segundo en dos ocasiones consecutivas, en 2007 y 2008, y este año de 2015 cumplirá en el campo de Bobby Jones su vigésima participación en un torneo en el que sólo ha fallado una vez en las últimas veintiuna ediciones disputadas, precisamente el que se disputó el año pasado.
En esta temporada, Woods cumple 20 años disfrutando de su torneo favorito, en el que ha vivido grandes momentos pero también algunos fracasos como el que tuvo en 1996 cuando falló el corte o en 2012, cuando terminó cuadragésimo, su peor resultando obviando el de 1996 -su primera participación en el torneo- en donde firmó la peor actuación de su historia habiendo pasado el corte y acabando cuadragésimo primero.
Este año Woods sabe que tiene casi imposible ganar. Si no lo hace, será su undécima temporada sin colgar una nueva Chaqueta Verde en su armario. Cada vez lo tiene más complicado pero nunca se sabe. Lo que si es cierto es que Woods sabe que su objetivo es jugar dignamente, no sufrir dolor en su espalda y disfrutar de su semana favorita. Tras 20 años conoce cada rincón de Augusta y sabe que cuando se vaya estará deseando que pase el año rápidamente para volver a pinchar su bola en el tee del 1.