Nada que prevenir, nada que proteger, nadie a quién ayudar. Parece que el único objetivo cuando salen a la calle es multar, y exculpo abiertamente a los agentes que se ven obligados a cubrir un número mínimo de multas de tráfico, bajo amenaza de no percibir el complemento de productividad, incluso de ser objeto de sanción disciplinaria.
La multa de tráfico, es un impuesto mas que se recoge directamente como partida fija de ingresos en los presupuestos del estado, con una cifra tan escandalosa que el ministro Montoro, Ana Botella, cualquier edil no imputado y resto de los que viajan en coche oficial con chofer, mandan sus huestes a las calles obligándolos a actuar como bandoleros al acecho de los conductores para machacar con el bien más preciado, dinero, a esos malvados que se pasan 1 minuto del tique de aparcamiento o alcanzan la mortífera velocidad de 51 kilómetros por una avenida de 20 metros de ancho, cuesta abajo y sin tráfico.
A base de reiterar el mensaje en todos los informativos y poner las imágenes del helicóptero "Pegasus" grabando a quienes cometen graves incorrecciones de las normas terminan por hacernos culpables, a los veinticinco millones de conductores de este país. Es necesario que se sancione gravemente a los pocos, muy pocos, porcentualmente insignificantes, infractores que hacen barbaridades poniendo la vida de otras personas en peligro, pero culpabilizar a todo un colectivo induce a sospechar que lo que se oculta, como siempre, es la voracidad de las administraciones para recaudar a toda costa.
En los últimos meses el acoso es permanente: cinturones, alcohol, los asientos de los niños, la ITV, los seguros, el teléfono, los límites de velocidad.... siempre tenemos una campaña en marcha que justifique la persecución económica. Todo para engordar las arcas de un estado que después despilfarra los recursos en tapar la boca a los caudillos de estos nuevos reinos de Taifas en los que se ha convertido España.
Posiblemente los que nunca utilizan el coche, o su trabajo les permite desplazarse en transporte público, estén de acuerdo con medidas que no les afectan para nada y, a base escuchar el mensaje culpabilizador sobre los conductores, terminen por creer a la administración. Lo que nadie discute es que se invierte en radares y helicópteros y no en arreglar puntos negros o carreteras y calles tan deterioradas que sí provocan accidentes, para eso no hay presupuesto.