Seguro que no va a ser fácil labrarse una carrera en algo tan caprichoso y delicado como el golf y espero que le vaya muy bien y nos dé muchas alegrías. En principio va a tener posibilidades que otros no tienen cuando empiezan y es que, al menos yo lo haría así, no creo que ningún torneo le niegue una invitación si la pide.
Tener a un hijo de Seve jugando tu torneo es como un billete premiado de lotería para cualquier patrocinador y en ese sentido Javier tendrá una buena ventaja que además se merece.
También creo que tendrá menos presión que un jugador venido de la nada porque, supongo, no pasará tantas estrecheces como el novato que tiene que pagarse viajes, hoteles y "caddie" a lo largo y ancho del continente y, o pasa el corte o se gana una ruina en cada torneo que juega.
Es de suponer que no parte desde cero y que aunque no encuentre patrocinadores personales en el mercado convencional debería resultarle fácil encontrarlos en el desayuno, sin ir más lejos, pero esto es meterse en asuntos personales así que dejémoslo.
A cambio de esto, lo que seguro que va a tener es mucha más atención mediática y con ella, más presión que ninguno de los recién llegados al circuito que juegue, sea el que sea. Todos los hijos de deportistas famosos pasan por esos miles de momentos en los que se les compara con su padre y el Ballesteros que nos ocupa no va a ser la excepción.
Hago un llamamiento a la prensa en general para que le dejemos respirar y adaptarse al complicado mundo en que se ha metido, y ojalá en poco tiempo tenga que aceptar que debemos exigirle mucho por las facultades asombrosas que demuestre o por las posibilidades que su juego deje entrever.
En fin, le deseo a Javier la más exitosa de las carreras profesionales, que gane torneos por todo el mundo como lo hizo su padre y que no se obsesione con demostrar nada. Si juega como le dictan sus genes y disfruta de lo que hace, seguro que nos dará muchas alegrías y que alguien haya arriba sonreirá mientras agita el puño...