Apenas despuntaban los primeros rayos de golf en la mañana posterior a la victoria europea de la Ryder Cup cuando la mayoría de los integrantes del equipo se retiraban a descansar después de una gran noche de celebración.
Una noche que muchos de ellos no olvidarán, como el número uno del mundo, Rory McIlroy que no dudó en ponerse la típica falda escocesa (Kilt) para celebrar una victoria histórica después de aquella remontada en Medinah y testificar que el equipo europeo es hoy por hoy el mejor del mundo.
Mientras los americanos volvían a estados Unidos pensando y buscando cual podría ser la solución para solucionar la mala racha, los europeas brindaban como Rory McIlroy por una demostración más de calidad y sobre todo equipo. Lo de la falda y la peluca ya es cuestión de gustos, y una noche es una noche.