Tom Watson le habría llamado de todas formas pero su clasificación directa fue un alivio. Phil Mickelson ha disputado nueve ediciones de la Ryder y su experiencia es vital, con un valor mucho mayor a lo que ha demostrado esta temporada. Décimo primero del mundo y 68 en la FedEx Cup no ha brillado y su único top ten ha sido precisamente ese segundo puesto en el PGA Championship.
Es sin embargo, esa experiencia en Ryder la que le da a Mickelson los galones necesarios para disputar esta edición en Gleneagles, y eso que tampoco tiene una estadística demasiado favorable, con 14 triunfos, 18 derrotas y seis empates.
Su capacidad de sufrimiento en esta temporada ha quedado más que demostrada, el último ejemplo fue en el Barclays, cuando jugó una ronda desde todas las partes posibles menos desde la calle, provocando numerosos comentarios en las redes sociales.
Gleneagles puede ser para él un broche a una temporada complicada, pero el hecho de participar en su décima Ryder le debe dar más motivos para pelear por un triunfo que Estados Unidos necesita más que nunca.