La Ryder entre americanos y europeos seguro que revivirá, sin sangre, aquellas batallas del año 1297. La lucha entre dos continentes por un trofeo. Los mejores guerreros del golf se volverán a "pelear" buscando la gloria mundial. Aunque Europa lidera los éxitos con siete "batallas" ganadas por tres de los Estados Unidos en las últimas diez "guerras", en la Ryder nadie se puede relajar y los del Viejo Continente menos. Los americanos llegarán a Gleneagles heridos por el repaso que les dieron en la "batalla" de Medinah.
Pese a esas ganas de revancha americana, si todo rueda normal en La Cañada de las Águilas, Europa debería mantener el trofeo en su poder. Son mejores desde mi humilde punto de vista. Y, aunque no este en su mejor momento, ni la Ryder haya sido su competición históricamente, la ausencia de Tiger Woods será un punto a favor de los de McGinley que si tendrán, a Rory McIlroy. Sin duda, el mejor jugador del mundo en este momento.
El norirlandés está jugando esta temporada como de él se esperaba y tiene madera de líder. Es feliz y eso se nota en su juego que hace que todos los que le rodean también sonrían. En la Ryder Cup no sólo es cuestión de que entre la bolita, también el ambiente es muy importante. Un ambiente que hará agradable Sergio García jugando junto con Jiménez y Olazabal de vicecapitanes.
El campo y el estado de los seleccionados dictarán sentencia después, pero ahora apuesto por Europa. A toro pasado es muy fácil acertar. Viendo el juego de todos, sin duda Europa lo está haciendo mejor. Es cierto que quizás uno por uno sean mejores los americanos, pero hace ya muchas batallas que no saben luchar en equipo. Creo, además, que a los Estados Unidos les importa la Ryder Cup lo justo.
Escocia es la tierra que vio nacer a William Wallace y que ahora anda envuelta en un proceso de segregación del Reino Unido. Esa tierra escocesa del valle de Gleneagles será la que una, aún más al equipo europeo. Braveheart por aquellas tierras donde se disputará la Ryder Cup, hace más de setecientos años, arengó a sus paisanos gritándoles aquello de: "Pueden quitarnos la vida, pero jamás nos quitarán... ¡¡La libertad!!" Cuentan, que ahora cuando cruzas por el puente Stirling, se le oye también gritar que no les quitarán la libertad ni la Ryder Cup.