"A veces la gente saca conclusiones demasiado rápido", asegura Rory McIlroy, que llega a Valhalla para luchar por el último Major en un entorno de euforia que habla ya de una nueva era. "No creo que se pueda hablar de una nueva era, sólo estoy muy contento con mi golf y espero poder seguir dando la lata". El jugador norirlandés prefiere mantenerse al margen de los comentarios. "No es fácil pero procuro no escuchar ni leer lo que se comenta sobre mí".
Para el nuevo número uno del mundo, ganador del Open y del WGC Bridgestone, y que podría alcanzar su tercera victoria consecutiva en el PGA Championship, reconoce que se está preparando físicamente mejor, pero también que lo que más le cuesta es lo mental. "Ganar torneos es más costoso mentalmente", y por eso se ha tomado un día libre para desconectar. A la vuelta avisa: "Voy a intentar jugar al golf como las últimas semanas".