De momento, Nike -y ese no es un mal comienzo- ha confirmado que la bola es la suya y dice que esa misma, en la que aparece la palabra RORS, en mayúsculas y cursiva, son las que juega el actual número dos del mundo y con la que McIlroy ganó el Open Championship, su tercer Major.
Y vista la foto en la que el norirlandés regala su bola al público Green Jacket Auctions, una de las empresas de subastas y Memorabilia de golf más importantes de Estados Unidos ya le ha puesto precio a la bola para luego subastarla: 10.000 dólares, que no está nada mal, teniendo en cuenta que el precio real de una bola de ese tipo en cualquier tienda puede rondar los cinco dólares.
El anuncio lo hacía esta empresa de subastas norteamericanas a través de Twitter y aunque de momento no ha tenido muchas respuestas, parece, dado el precio que ha puesto que no tardará mucho en tener candidatos a la venta.
El Open Championship parece que es un gran negocio no sólo para Rory McIlroy sino también para mucha gente de su alrededor, como su padre que con el triunfo de su hijo y gracias a una apuesta hecha diez años atrás se embolsó algo más de 200.000 euros.