No la del torneo en manos de Rory McIlroy, que terminó los dos primeros días con sendas tarjetas de 66 golpes en dos jornadas en donde la falta de viento, el sol y los greenes y calles rápidas fueron los protagonistas de esta 143 edición del Open Championship.
Pero en el Moving Day -el día del movimiento-ni hacía sol, ni hubo falta de viento, ni las calles y los greenes estaban rápidos como el hielo. El recorrido inglés se levantó hoy con negros nubarrones y con algo más de viento y lluvia que ralentizó las calles y lo greenes más de la cuenta. En esas condiciones algo más adversas, Darren Clarke, ganador del torneo en 2011, se movía como pez en el agua y firmaba al final de la jornada una tarjeta de 67 golpes que hoy nadie pudo ni superar ni igualar.
Con sus cinco bajo par de hoy, Clarke asciende hasta la décimo segunda posición y mejora mucho sus números en este torneo en el que sólo había logrado firmar dos vueltas de 72 golpes, pasando el corte sobradamente pero sin demostrar la clase y calidad que sigue atesorando. Mucho más delgado que cuando ganó la Jarra de Clarete, y con barba blanca, Clarke parece algo mayor pero su juego sigue siendo maravilloso y vueltas como estas nos hacen recordar de nuevo a uno de los mejores jugadores de la historia del golf en la viaja Europa.