Hoy el californiano terminaba con una tarjeta de 69 golpes, tras bajo par, y sólo dos golpes más que hace ocho años cuando ganó el Open en este mismo campo cerrando su primera vuelta con un 67 que le situaba con cinco abajo al comienzo del torneo y con todos los predicamentos para lograr la victoria.
Hoy Tiger ha jugado bien y como dijo en la rueda de prensa previa al torneo "sin sentir dolor ni molestias en ninguna parte de su cuerpo. Hacía mucho tiempo que no me encontraba así", decía.
Y parece que es verdad. El norteamericano ha jugado bien, arriesgando y midiéndose para no cometer demasiados errores y mantenerse en esta primera jornada entre los que pueden seguir ganando el torneo el domingo y no entre los que ya no podrán optar a él tras la primera ronda.
En sus nueve primeros hoyos Tiger empezó muy mal, con bogeys al 1 y al 2 quizá producto de los nervios y la tensión. Después todo volvió a la normalidad tras, seguramente, unos minutos de pánico en donde Tiger debió templar sus nervios para empezar en el tres casi desde cero. Seis pares y un birdie en el hoyo cinco le colocaban con +1 con nueve hoyos por delante.
Ya en el diez, Tiger también empezó con dudas y un bogey más le dejaban con +2 en el marcador, y de repente las cosas cambiaron y cinco birdies casi seguidos con un solo bogey en el 14 y dos pares para terminar en el 17 y el 18 le llevaron a la casa club de Royal Liverpool con tres abajo y tres jornadas para seguir soñando.
Hace mucho que no gana un Major, desde 2008 pero quizá este año pueda ser el de su décimo quinto grande. ya veremos. De momento, hoy no lo ha perdido.