Hace algunos años, seis apróximadamente, saltó a la luz por primera vez la historia de este joven jugador norteamericano de 28 años que había llegado a la PGA transplantado de corazón y no una sino dos veces.
Con 12 años sufría un problema grave de corazón y tuvo que someterse a un transplante que le salvó la vida. Años después, con 22, tuvo que volver a sufrir un nuevo transplante. Su nuevo corazón volvía a apagarse otra vez y necesitava, de nuevo, cambiar su motor para seguir viviendo. Todo salió muy bien y Compton siguió luchando y jugando al golf hasta llegar a la PGA, no sin problemas, con mucho esfuerzo y sufrimiento.
Hace apenas unos días, durante la disputa de esta 144º edición del US Open, el norteamericano confesaba que estaba jugando muy bien, que estaba ahí arriba en un torneo importante pero que las malas noticias llegaban de nuevo de su corazó y es que la vida de su nuevo órgano no llegaría a más de seis o siete años más, con lo que tenía que empezar a prepararse para intentar una nueva operación.
Sin embargo, las cosas son más complicadas de lo que parece. La sanidad norteamericana no le puede ayudar en este tercer transplante ya que la cobertura sólo la puede hacer por ley en dos transplantes por lo que la única salida de Compton es a traves de la sanidad privada. Con dinero todo se puede conseguir y como él mismo decía, "ganar aquí me supondría un pellizco muy importante para poder pagarme la operación y el transplante".
La mala suerte de Compton ha sido que el alemán Kaymer ha estado sobervio pero está claro que su historia ha conmocionado no sólo al mundo del golf sino al deporte en general. Desde luego, jugado como lo ha estado haciendo hasta ahora no tendrá problemas en conseguir el dinero.