Ha pasado casi un año desde que Adam Scott logró en Augusta su primera victoria en el Masters después de jugar un torneo casi perfecto y demostrar que aquella semana fue el mejor jugador del mundo.
Casi 365 días después el australiano llegará a una de las cunas del golf mundial con todas las fuerzas renovadas, primero en el Ranking Mundial si gana esta semana en Bay Hill y segundo si no lo hace, que más da. El australiano es el gran y primer favorito a lograr la victoria en el campo de Bobby Jones. Su maestría con los hierros, su potencia con el driver y, sobre todo, su magia con el Belly Putter le hacen de nuevo candidato a ponerse sobre sus hombros la famosa Chaqueta Verde de ganador del Masters.
Entre sus rivales habrá muchos jugadores, eso seguro, pero la gran duda ahora mismo es saber si Tiger Woods, ganador en cuatro ocasiones del torneo, podrá ser uno de los candidatos, no a ganar sino a luchar por el triunfo. Su lesión en la espalda, su retirada hace unas semanas y su inseguridad en el juego hacen que las dudas sean mayores que las certezas a la hora de saber si podrá cerrar esa racha que se alarga desde 2008 en donde no gana un Major.
Con 38 años Woods no atraviesa su mejor estado de forma, es verdad, pero también es cierto que siempre que juega el número 1 es uno de los grandes favoritos. En su mente siguen grabados a fuego los 18 triunfos de Jack Nicklaus en torneos de Grand Slam y Tiger quiere, por lo menos, reducir esa diferencia para soñar que puede igualar su récord o superarlo en algunos años. La realidad es que la tendencia parece más negativa que positiva para él. Sus propios compañeros dudan de que pueda conseguirlo pero otros creen que si que podría.
La solución en apenas unos días pero este año da la sensación de que la sombra de Scott es demsiado alargada aunque luego, como ha pasado en otras ocasiones, gane un jugador que ni siquiera estaba entre los favoritos. Ya veremos.