Pero además de la magia de Dubuisson con dos golpes made in Seve Ballesteros, recuperando dos pares desde las entrañas del desierto entre cáctus y piedras, destacó la regularidad de un Jason Day que fue mejor durante toda la final y que, tras el último hoyo, logró un título merecido que le coloca como undécimo jugador en la FedEx Cup y sumando una victoria que no conseguía en la PGA desde el año 2012.
Y aunque el título se lo lleva el australiano la gloria quizá vaya a un jugador francés que siendo aún un gran desconocido para el gran público ya se ha hecho un hueco entre los grandes del golf mundial. Sus últimas actuaciones en el Tour Europeo durante 2013 y en este comienzo de temporada, en 2014 le han colocado como uno de los mejores del European Tour y con la seguridad, como él mismo decía tras terminar el torneo, de que "le vamos a ver mucho este año en la PGA", a pesar de que todavía no tiene la tarjeta y a pesar de que también parece que una de las plazas del equipo europeo de la Ryder Cup será suya.
Es verdad que pudo haber sido el primer francés en la historia del golf en ganar un torneo de la PGA pero también es cierto que ha dejado unos destellos de clase increíbles. Habrá que ver si es capaz de seguir en esa linea y de seguir mejorando su juego y sus resultados. Desde luego parece que mimbres tiene para ello, así que habrá que esperar a verle pronto en la próxima cita que juegue, seguramente en la PGA.