Opinión

Tras la marea ¿la calma?

Sara Medialdea | Miércoles 29 de enero de 2014

Varias reflexiones al hilo de la decisión del Gobierno regional de dar marcha atrás en el proyecto de privatización de la gestión de varios hospitales madrileños. Uno: creo que , a la vista de las resoluciones judiciales que mantenían la suspensión cautelar del concurso que en agosto de 2012 adjudicó a tres empresas los centros Infanta Leonor, Infanta Sofía, Infanta Cristina, Hospital del Henares, del Tajo y del Sureste, al presidente regional no le quedaba otra salida que abandonar el proyecto.






En realidad sí tenía otra salida: tirar por la calle de en medio, mantenella y no enmendalla, insistir en el error, darse de cabezazos contra la pared de las mareas. No hubiera sido tan extraño: hemos visto a muchos políticos empecinados en mantener decisiones que el grueso de la población rechazaban. Pero a Ignacio González hay que reconocerle los reflejos de buen político: el sentido común aconsejaba dar un paso atrás, y él lo ha dado. Con tranquilidad, con respeto a los jueces -cosa que no puede decirse de las reacciones de todos sus compañeros de partido-.

Lo segundo, la marcha de Javier Fernández-Lasquetty. No le quedaba tampoco otra opción: probablemente sea uno de los cargos públicos que más se ha "quemado" en el ejercicio de su actividad. Unió su futuro al de las externalizaciones, y ha caído junto con ellas, con toda coherencia.

La pregunta principal, desde mi punto de vista, viene a partir de ahora: ¿qué va a pasar? ¿cómo va a conseguir el Gobierno regional ahorrar las cantidades que precisa para hacer sostenible el sistema público de salud? Que éste sea universal, público y gratuito es un objetivo deseable y por el que merece la pena luchar, pero no nos engañemos: eso hay que pagarlo. Y ahí está la madre del cordero, ¿de dónde va a recortarse para poder abonar la factura sanitaria?

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