El CME Globe consiste en un ránking paralelo al Rolex, lista de ganancias habitual, que funcionará con un sistema de puntos que recibe cada jugadora según su puesto en el torneo disputado, siempre que pase el corte -con ciertas excepciones, como los torneos en los que no hay corte, que puntuarán las 40 primeras, y el Lorena Invitational las 20 mejores-. Todas estas jugadoras obtendrán los puntos, siendo 500 lo máximo en torneos habituales, y 625 en los Grandes, y esto comienza ya, desde el Pure Silk que se juega la próxima semana en Bahamas. El último torneo que puntúa será el Lorena Ochoa Invitational, que normalmente cierra la temporada, y una vez finalizado, las 72 mejores podrán participar en el CME Group Tour Championship, donde pelearán por el jugoso premio de 500.000 dólares, y por ser la número uno de este nuevo reto que obtendrá un bonus de un millón de dólares.
Esto, como todo, tiene su parte buena y la que no lo es tanto. Lo bueno es que hace crecer, aún más, al LPGA, que si no contaba con competencia, ahora está en otra galaxia. Lo malo es que deja al Ladies European Tour un tanto mermado, y por lo tanto la participación de las mejores jugadoras del mundo en Europa se reducirá a los Grandes, es decir, al British y el Evian.
Pero lo más positivo es que este año tenemos a seis de las nuestras disputando el LPGA, Bea Recari, Azahara Muñoz, Carlota Ciganda, Belén Mozo, María Hernández y Marta Silva, y todas ellas tienen muchas posibilidades de destacar en esta Carrera al CME Globe; al igual que lo hicieron en la pasada temporada, pisando con aplomo allá donde fueron, de forma individual o por equipos -como en la Solheim-, este año parten desde los puestos de élite con muchas posibilidades de repetir e incluso superarlo. A seguir dejando bien alto el pabellón español y, ¿por qué no? A poner el sello español en el primer CME Group Tour Championship.