Siempre se le mirará con lupa y desde 2008 no gana un Grande, una de sus asignaturas pedientes y que no consigue aprobar año tras año desde hace un lustro. Sin embargo, 2013 ha sido un año "muy positivo", para el Tigre. Con cinco victorias, un segundo puesto y ocho top ten, Tiger Woods confirma que vuelve a estar en lo más alto, con la corona mundial arrebatada a Rory McIlroy, y en velocidad de crucero.
Muchos de sus compañeros lo decían. Tiger volverá, quizá no como antes, pero volverá a ser el rey. En marzo lo consiguió tras su victoria en el Arnold Palmer, la octava en esta prueba que domina. Desde ese momento no se ha bajado del trono y acumula ya más de 660 semanas como número uno. Además de ese triunfo, Tiger ha ganado este año el Farmers Insurance, dos pruebas WGC, el Cadillac y el Bridgestone, The Players y la Presidents Cup, confirmando su buen tono y lo que decía una y otra vez: "Me encuentro mucho mejor y cada vez le pegomejor a la pelota".
Atrás quedan sus problemas, su divoricio y su cambio de swing. Ahora todo vuelve a ser de color más claro, incuso con una nueva relación con la esquiadora estadounidense Lindsey Vonn, que le ha dado más estabilidad. Este 2013 ha acumulado más de 8 millones y medio de dólares en premios, número uno también en ganancias, y vuelve a contar con numerosas marcas para promocionar sus productos.
La progeresión se vecuando semira en el año anterior, en 2012, cuando sus triufos fueron "sólo" tres. Tiger ha sido votado por sus compañeros como el Jugador del Año, algo que consigue por décimoprimera vez, y de nuevo pone su mirada en los Grandes para alcanzar la cifra de los 18 de Jack Nicklaus. De momento sigue en los 14. Este año ha terminado cuarto en el Masters, sexto en el Open, trigésimosegundo en el Us Open y cuadragésimo en el PGA Championship.
Y en el horizonte otra marca a batir, los 82 triunfos de Sam Snead, Tiger tiene 79 y en 2014 puede ser un buen momento para marcar otra muesca en su bolsa de palos.