Además de ver como en el primer asalto de la Ryder Cup de 2014, protagonizado por Watson y McGuinley, el norteamericano le ha dejado casi K.O. al europeo sacándole cinco golpe en el score particular y demostrándole que el que tuvo retuvo y que los americanos con su capitán a la cabeza quieren ganar todos los flecos posibles de este nuevo enfrentamiento intercontinental, esta nueva edición del US PGA Championship nos ha traido -como si de un Deja vu se tratara- sensaciones que se han venido repitiendo durante los últimos Grand Slam que hemos visto.
Tiger sigue sin poder atravesar esa barrera de cemento armado que son los 18 Majors de Jack Nicklaus. Como dieciocho pajarillos siguen revoloteando en su cabeza sin dejar de cantar. Da lo mismo que venga de ganar con absoluta rotundidad un torneo del nivel del Bridgestone Invitational donde han estado casi los mismos jugadores que en Oak Hill o que haya rozado el récord de 59 golpes en un vuelta para conseguir su sexta victoria de la temporada. En los Majors la cosa no marcha.
Tiger no puede con los Grandes desde 2008, eso está claro, y visto lo visto en esta primera jornada, donde está ya a seis golpes de los líderes, mucho tendrá que remar si quiere tener alguna opción el domingo. Nicklaus sigue esperando pero el decimoquinto Major para Tiger empieza a sonar con la misma música de la séptima del Real Madrid o la primera del Barça. Va a costar sangre, sudor y lágrimas.
Que es precisamente lo que le echa Jiménez en cada torneo que juega. Da lo mismo que sea un Major, una cita de los WGC o un torneo, el más sencillo si quieren del Circuito Europeo. "El Pisha", a diferencia de Tiger, disfruta de la vida con letras mayúsculas y del golf como una pasión no como una obligación. El malagueño no sabe lo que es la presión y es consciente y sabe que cada golpe que da hace que su corazón siga latiendo con más fuerza.
Arriba, en lo más alto de la clasificación, Adam Scott es uno de los grandes candidatos a la victoria. Su triunfo en el Masters le ha convencido de que tiene golf para ganar un Major y ya no tiene dudas. Furyk, como Jiménez, sabe que tiene complicado mantenerse ahí arriba pero va a luchar hasta el finaal por dar el sorpresón. Su fiabilidad, tranquilidad y calidad pueden mantenerlo ahí bastantes hoyos pero habrá que ver cuanto aguanta su cabeza.