US PGA Championship
MDO | Martes 06 de agosto de 2013
Rory McIlroy llega al útimo Grande del año con el recuerdo de su victoria en 2012, un año de ensueño para el norirlandés que no quiere olvidar pero que cada vez está más lejos. El joven ex número uno reconoce que su juego está lejos de su mejor nivel, y que verá varias veces su victoria del año pasado.
Es el defensor del título, y llega a la última oportunidad de brillar en un Grande en una temporada en la que no ha estado a la altura y él mismo lo reconoce. "Mi juego no está a un millón de kilómetros de donde quiero", dice en todo caso. Y lo vuelve a intentar, y no se descarta para nada. Rory McIlroy no atina pero hay dos claves que le hacen ser optimista. Una es su recuerdo de la victoria del año pasado, un triunfo que va a ver varias veces para motivarse. Otra es su vigésimo séptimo puesto la semana pasada en el WGC Bridgestone en cuatro rondas que ha definido como "competitivas".
Lo cierto es que ha sido uno de sus mejores resultados del año, junto con el octavo puesto en otra prueba de las series mundiales, el Cadillac,y en The Players, así com su segunda posición en el Valero Texas y el décimo lugar en e Wells Fargo. En el Masters acabó en el puesto 25, en el US Open en el puesto 41, y en el Open Championship no pasó el corte. El norirlandés sigue esperando esa reacción que tuvo el año pasado y que le hizo acabar el mejor en la Race to Dubai y en la FedEx Cup, alcanzado el trono mundial. No puede volver a acumular todo el poder pero aspira al menos a retomar la senda que le hizo llegar a lo más alto, una senda que se topa ahora con otra oportunidad, el último Major donde McIlroy sabe que hay que estar fino. "Un rough ato, calles curvadas y greenes pequeños", un par 70 de los antiguos, de 1924, que puede ser un escenario para volver a levantar al público de sus butacas.
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