Desde 1999 Tiger Woods ha ganado este torneo en siete ocasiones. Es uno de "sus" campos y cuando el número 1 dice que está a gusto en un recorrido hay que temerse lo peor. Huele a victoria de Tiger Woods. Y ayer puso la primera piedra con un buen -4 para empezar a atacar su suguiente objetivo antes del US PGA Championship.
Tiger tiene presión positiva. Sabe que está jugando bien, que su puesto en el número uno mundial no peligra, que este año -excelente para él a pesar de no haber ganado un Major- está siendo bueno y que todavía, con grandes torneos por jugarse, puede seguir mejorando cifras y récords.
En su cabeza Tiger quiere repetir la misma hombrada que Mickelson logró hace dos semanas. Es decir, ganar el torneo previo del cuatro Major de la temporada y luego conseguir, después de cinco años, sumar a sus catorce Majors uno más.
La empresa y el reto no es nada fácil pero Tiger tiene confianza en si mismo y sabe que su total recuperación pasa por ganar un Major y acercarse un poquito más a un Jack Nicklaus que, como todos, sigue preguntándose porque no ha vuelto a ganar un torneo del Grand Slam desde ese 2008.
"No importan donde estoy jugando o como lo estoy haciendo, pero en campos como este es donde me gusta jugar. Es uno de esos lugares importantes para mí" Unas frases que Tiger repite siempre que llega a campos como Torrey Pains, el Doral de Miami, Bay Hill o Sawgrass donde ha venido ganando año tras año. Si el domingo consigue la victoria será su octavo entorchado aquí y el mejor salvoconducto para intentar borra de un plumazo los 20 Majors en los que no ha rascado nada desde 2008.