Hoy se cumplen dos años de su muerte
El cántabro, máxima estrella del golf mundial, nos dejó un día como hoy en su pequeño pueblo de Pedreña
Martes 07 de mayo de 2013
Todavía nos acordamos de aquella figura poderosa que revolucionó el golf mundial. En estos dos años en los que ya no está con nosotros hemos recordado a la gran figura del golf español y mundial multitud de veces. En la Ryder Cup de Chicago, cada vez que se habla de golf olímpico, cuando sale una nueva figura, cuando vemos jugar a su hijo Javier o cuando, a través de los múltiples homenajes que se le han hecho, soñamos con Seve jugando en cualquier campo del mundo.
Su vida fue única y su adiós también. Cuando su día a día era viajar y jugar en todos los campos del mundo, ganando y haciendo disfrutar del golf a millones de espectadores, sin celebrar las victorias y revolucionando un deporte que que ya no sería lo mismo sin él, su lucha con el cáncer al final de su vida fue una copia de su carrera. Su lucha era constante. No daba respiro al rival por fuerte que este fuera y hasta el último momento luchó por seguir adelante.
Su carrera ha sido una de las más grandes de este deporte y aunque su número de títulos en los torneos del Grand Slam, quizá la mejor vara de medir en este deporte, no esté a la altura de los Nicklaus o Woods, su juego y su aportación al golf ha sido la más importante en los últimos años de este deporte.
Cuando llegó al golf de máximo nivel con su potencia, su golf imaginativo, su ruptura casi total con los estereotipos establecidos y con su enorme desparpajo a la hora de plantarle cara a todo el mundo, su imagen y su nombre se dieron a conocer en todo el mundo como un regero de pólvora.
Sus victorias en el Open Británico, en los Masters de Augusta, en los casi cien torneos que ganó por todo el mundo y su innegable aportación a la Ryder Cup hicieron que la sombra de Seve en todo el mundo fuera muy alargada.
En Australia, Asia, Estados Unidos, África y Europa saben de Seve Ballesteros. Su nombre significa golf en muchas partes del mundo y con él y gracias a él, España descubrió un deporte que apenas existía con anterioridad en nuestro país. Gracias a Seve nacieron vocaciones de golf, jugadores que con él y después de él empezaron a amar este deporte y a creer que como Seve también podían ser campeones del mundo, ganadores de la Ryder o de la Chaqueta Verde.
En esta última Ryder Cup de Chicago hemos vistó el enésimo homenaje al gran Severiano. La victoria de los hombres de José María Olazábal en el Medinah Country Club de Chicago fue la victoria de un hombre que salvó la Ryder de su resquebrajamiento. Nicklaus tuvo una gran idea: "Seve es la salvación para esta competición". Y desde entonces la Ryder se ha convertido en el evento golfistico más seguido en el mundo entrero.
Ahora, dos años después de su adios, todavía seguimos recordándole y reconociendo lo grande que fue y lo que hizo cada día de su vida por este deporte.
Dentro de tres años, en 2016, en Río de Janeiro, el golf volverá a ser olímpico y lo será también gracias a él, que entre otros galardones tiene el honor de ser el único golfista en poseer la Orden Olímpica que le entregó Juan Antonio Samaranch.