Lo que nació como un desayuno tardío o una comida temprana para los perezosos o noctámbulos, hoy son grandes buffets vistosamente surtidos y que gozan de gran aceptación por parte de los socios del Club si se saben presentar bien, es decir, son atractivos a la vista del cliente.
Por otro lado, dependiendo de en qué campo estemos el brunch debe de ofrecer una calidad u otra, al igual que el precio, que puede oscilar entre los 25 € y los 60 €. Las bebidas pueden ir incluidas en el precio o cobradas aparte, pero ojo, nunca puede faltar un buen Bloody Mary.
De esta manera, y teniendo en cuenta que tenemos que ofrecer productos de ambas comidas -desayuno y almuerzo- un buen Brunch debe de estar compuesto -entre otras cosas- por los siguientes platos: Cafés e infusiones, zumos naturales, diferentes tipos de pan, mantequillas y mermeladas, mini bollería surtida, variedad de ensaladas compuestas y sus aderezos en la que no puede faltar una Waldorf o una César, algo de mariscos hervidos y ahumados como el salmón, pequeños bocados de sushi -Maki y Nigiri-, pinchos, chacinas ibéricas, diferentes cortes de quesos nacionales e importación, un tipo de caldo o crema, platos calientes como pastas, carnes tipo Roastbeef, arroces y por supuesto huevos Benedictine, pochados al momento eso sí, servidos sobre una pequeña tosta de pan y cubiertos de salsa holandesa, bearnesa e incluso de una salsa de queso Idiazabal.
Entre el huevo escalfado y el pan se admite bacón, jamón ibérico o cocido y también salmón ahumado. Para terminar o para empezar, según cada uno, diferentes tipos de fruta -de temporada- ya pelada y lista para tomar.