Opinión

Un premio de muchos

Guillermo Salmerón | Domingo 18 de septiembre de 2011
Recibir un premio es una sensación única. Quien haya haya ganado cualquier cosa por sus méritos, no por azar de la fortuna, sabrá de lo que hablo. A la emoción de saber la noticia, que por si misma ya es toda una experiencia, se une la del momento de recoger el galardón, ese cosquilleo por el estómago, una ligera sudoración en las manos y la satisfacción de saberse reconocido y querido por alguien. Para la Salmes Cup, que anoche recibió su primer reconocimiento en forma de maravillosa escultura de José Miguel Utande -gracias maestro-, este honor es compartido por muchos. Es un premio coral y para todos aquellos que siempre han creido en este sueño que un día surgió casi sin querer.

Pero además, estar en el mismo escenario compartiendo un galardón que también han recibido personas como Amaya Valdemoro -nuestra mejor jugadora de baloncesto de la historia- o Rafa Nadal -quizá uno de los mejores deportistas no sólo de nuestro país- es ya una ración de adrenalina difícil de asimilar.

Pero es que en esta décima edición de los Premios Madrid eran también protagonistas Luis del Olmo e Iñaki Gabilondo, dos de los mejores comunicadores que nunca ha tenido y, posiblemente tendrá la radiodifusión española. Con ellos, la alcaldesa de Madrid, que recibió su premio de su antecesor en el cargo y ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, el arqueólogo Manuel Galán, el parque Nacional de la Sierra del Guadarrama, el sistema regional de transplantes o la labor que Cáritas Madrid está haciendo en estos difíciles días que atravesamos todos formaban parte de está nómina única.

Recibir el mismo galardón que ellos es para la Salmes Cup un reconocimiento difícilmente imaginado y un honor que nos supera y que nos costará asimilar pero que de la misma manera nos anima para seguir trabajando en la misma línea. Gracias a Gonzaga Escauriaza, presidente de la RFEG, por ser él quien nos entregara la escultura y por apoyarnos siempre en todo.

Un camino que sabemos que no podemos hacer solos. La Salmes tiene tres claves fundamentales. Una sus amigos. Sin ellos este sueño sería imposible y contar con el tiempo de todos ellos para seguir creando este sueño sería muy difícil. Otra, los patrocinadores. Sin ellos una buena idea como puede ser la Salmes Cup no sería posible. Gracias por ello a ABM Rexel, La Cosa de las Películas, Gant, La Real Federación Española de Golf, Embassy, BMW, Groupama Seguros, Renfe Alta Velocidad, Balshen, Vodafone, Srixon, Big y las cuatro sedes que han acogido hasta ahora el torneo, Finca Cortesín, La Sella, El Rompido y La Caminera.

Y la tercera. Esta Salmes y este sueño no habría sido posible sin Deporte &  Business y todos su equipo. Sin ellos esta competición hubiera sido imposible desde el principio y también sin el apoyo de los medios de comunicación, prensa, radio y televisión que han hecho posible que el mensaje de la Salmes llegue a millones de rincones en toda España durante estos cuatro años.

Y gracias también a las cuatro fundaciones que han creído en nosotros y que han recibido a través de este modestísimo torneo de golf una pequeña ayuda para seguir haciendo más grandes su sueños. A Cáritas, a la Fundación Seve Ballesteros, a la Asociación española de Porfiria y a la Fundación Sergio García.

Y gracias también a Constantino Mediavilla, presidente de Madridiario a Pedro Montoliu, director de Madridiario y a los 18 integrantes del jurado de estos premios Madrid que siempre creyeron que darle un premio a un torneo de golf no era una locura. Gracias a todos.